La importancia de la mesa del diálogo

La importancia de la mesa del diálogo

Concentrarnos en el dolor es importante, el dolor nos hace sentir vivos, el dolor nos indica cuando algo anda muy mal, sin dolor, estaríamos perdidos.  Por eso, es bueno disfrutar este dolor que nos ha provocado el tremendo golpe bajo que le han propinado a esta sociedad. 

Pero lo que no podemos hacer, es perder de vista el tratamiento que nos sanaría del mal que padecemos. Sentimos el dolor, si, hasta rabia quizás, y que bueno que así sea, pero además de mantener la esperanza, hay que moverse hacia la cura.

El momento que vive la República Dominicana hoy es muy peculiar. Sobre demostraciones de fuerzas  entre liderazgos tradicionales mandados a guardar, nos urge un cambio político que ya no podemos seguir procrastinando o postergando y sustituyéndolo por actividades menos relevantes pero mucho más sencillas, como lo es cambiar cada cuatrienio de maquillaje social sin que se toque el fondo de los problemas.

Esto solo ha servido de desesperanza y desilusión.

Ante esta situación, el primer paso y el más sensato debe ser, coincidir en una gran mesa redonda donde todos los sectores políticos y sociales podamos conocernos, despojarnos de nuestros intereses particulares y ver en cada uno de nosotros las soluciones a los problemas trascendentales de nuestro país.

Solo de esa manera, podrá surgir un nuevo liderazgo político capaz de producir gobiernos con autoridad, moral y voluntad, para impulsar las grandes transformaciones que necesita la República Dominicana.

En esto debemos ser intransigentes, cualquier otro esfuerzo que se salga de este contexto, es puro interés electoral, partidista y particular, y, en consecuencia, será otra gran decepción.

La mesa del diálogo está servida. Podemos ir y sentarnos a cambiar este estado de cosas, o podemos seguir de largo, ocupados con nuestras propias agendas, sufriendo nuestros dolores, viendo como al igual que la arena de la playa, la oportunidad de cambiarle el rumbo al país se nos escurre entre los dedos de las manos.

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