Una radiografía es una imagen registrada en una  película fotográfica (placa) o en forma digital.

Un buen diagnóstico  se logra  acompañando la historia clínica del paciente con estudios radiográficos.

Estos nos permiten observar los tejidos que no pueden ser  detectados o palpados a simple vista.

En odontología se toman diversos tipos de radiografías, entre las más importantes están:  Periapicales: abarcan  la corona y raíz de uno a dos dientes.  Útiles cuando se busca confirmar la afección de un diente en específico.

Panorámica: captura ambos maxilares y estructuras anatómicas adyacentes. Se utilizan para establecer plan de tratamiento de terceros molares, implantes dentales, prótesis extensas, enfermedad periodontal. Este tipo de radiografía requiere un equipo especial denominado panorámico que gira alrededor de la cabeza del paciente.

Lateral de cráneo: imagen en la que se muestra el perfil del paciente. Utilizada junto con la panorámica para los estudios cefalométricos del paciente que se va a realizar tratamiento ortodóntico.

La imagen.  Estos tipos de radiografías se pueden obtener en forma de placa radiográfica o de forma digital en donde la imagen se envía directamente a una computadora.

La cantidad de radiación es mínima y además se auxilia de mecanismos especiales que mejoran el diagnóstico como la lupa, cambios de color, contraste, entre otros. Este mecanismo permite también imprimir las radiografías al instante o ser grabadas en un CD.

Las radiografías dentales pueden revelar caries dental o afecciones antes de ser visibles incluso por el odontólogo o percibidas por  el mismo paciente.

Un consejo.  A las mujeres embarazadas se les recomienda esperar hasta el segundo trimestre para  indicarles estudios radiográficos orales. Ya en este tiempo  las tomas de radiografías son  seguras,  se les coloca un delantal de plomo como protección.

Sugiérele un estudio radiográfico a tu médico.