La importancia de un Congreso equilibrado

La importancia de un Congreso equilibrado

La mayoría de los países que sirven de referencia o ejemplo en materia de desarrollo político, económico y social, son precisamente aquellos en que por conciencia y decisión ciudadana han logrado mantener equilibrio en los organismos de decisión legislativa, sin importar que sean presidencialistas, republicanos o monarquías parlamentarias.

El hecho es que de manera consciente los ciudadanos de esos países han logrado que nadie, pertenezcan al gobierno o a  la oposición, pueda alzarse con el santo y la limosna, sino obligándolos a buscar de manera racional  y convincente la aprobación de leyes o el establecimiento de medidas que de alguna manera pueda alterarles su modo de vida.

Lamentablemente en nuestro país no tenemos la suficiente conciencia, incluyendo la clase política, de poder económico, así como algunos grupos  de la sociedad civil,  de lo importante que resulta contar con un Congreso equilibrado, en el que para legislar haya la necesidad de discutir, airear las ideas propuestas y contar con el auxilio de voces y organismos ciudadanos independientes.

Que no pueda una sola corriente, oficial o  de oposición,  obedeciendo a conveniencias puramente políticas o de grupos, imponer leyes y establecer mecanismos no necesariamente convenientes, sino que los obligue a ver más allá de sus intereses  partidarios, y además porque  las mayorías absolutas tienden a minimizar la importancia de la sociedad civil. 

Desde siempre he mantenido este principio, incluso ocupando  posiciones públicas y   en contraposición con las líneas de los gobiernos o  partidos que los han sustentado, porque la historia ha demostrado que la mayor cantidad de excesos oficiales y políticos en nuestros países se han cometido precisamente cuando un  partido  ha contado con una mayoría determinante en el Congreso.

En las elecciones que habrán de celebrarse dentro de aproximadamente dos semanas, no estarán en juego dos partidos políticos o posibles candidaturas presidenciales futuras, sino  nuestra institucionalidad democrática.

Esto nos presenta una buena oportunidad para que  obliguemos a unos y otros a discutir y transparentar todas las propuestas que se sometan al Congreso y que una sola corriente no pueda, sin el convencimiento de la otra parte como de la sociedad civil, aprobar leyes que puedan representar retrocesos o puñaladas que sangren aún más los bolsillos de las mayorías.Pero la posibilidad de un Congreso equilibrado es válida, para los dos años que le quedan al PLD y a Leonel Fernández en el gobierno, como para los próximos cuatro años, sea el PRD o quien sea que gobierne, pues  no se trata de ir contra un gobierno o un partido, sino de estar a favor de la República Dominicana y del fortalecimiento de nuestra institucionalidad democrática.

Aunque el fanatismo no les permita entenderlo, el equilibrio les favorece a todos; al PLD, al PRD como a los grupos minoritarios, porque detrás de las buenas intenciones de los dirigentes y los partidos, se mueven sectores  tan poderosamente fuertes e insaciables, que han logrado torcerle el brazo a los gobernantes, no importa cuantos compromisos públicos  hayan hecho.

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