El caso Calamar nos ha reencontrado con la historia del robo y saqueos, remontándonos a los antepasados como los Bucaneros, los Corsarios y los Filibusteros, piratas, aventureros y sanguinarios que, en unas ocasiones, eran apoyados por los reyes y, en otras, simples ladrones a la espera de conseguir un botín, fuese cual fuese su bandera.
El profesor Juan Bosch, en su obra “Composición Social Dominicana”, nos habla de la sociedad bucanera, la cual era un hatajo de asesinos y ladrones, especie de basura social echada por Europa sobre nuestras tierras que vivían en libertad sin ningún control sobre las fechorías que cometían.
Se refleja hoy en algunos que, aprovechando el poder y las debilidades de nuestra justicia, actuaron como los antecesores bucaneros, pues con mayor necesidad nos urge que se legisle con la creación de un Ministerio Público con independencia plena que actúe bajo la legalidad y no como cómplices para que la impunidad siga.
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En lo particular, me llena de tristeza y rabia, porque leyendo el expediente sobre la solicitud de medida coerción en el caso Calamar, me encuentro con el nombre de mi abuelo paterno Cristiano Mota Mercedes, pues después de muerto este firmó un documento para que la herencia de su abuelo Jorge Mota sea cobrada por personas sin ningún vínculo sanguíneo a nuestra familia.
Gracias a las investigaciones realizadas por este Ministerio Público que ha actuado con independencia, dando como resultado que el 65 por ciento de los imputados en este caso se ha declarado culpable de los hechos que se les acusa, siendo revelado al país de la forma de cómo se distribuía el dinero del Estado.
Volviendo a referirme a la obra del profesor Bosch, donde él dice en el preámbulo del libro: “Es posible que algunos lectores lleguen al final de este libro con la impresión de que el pueblo dominicano ha fracasado porque al acercarse a los quinientos años de vida como sociedad occidental no ha podido organizarse según los esquemas de esa sociedad. Eso sería una conclusión errónea, pues lo que ha fracasado no ha sido el pueblo dominicano; ha sido el sistema en que ha vivido”.
Hay que decir que nuestro sistema ha seguido fracasando, el cual ha sido dirigido por una clase política-empresarial que por años se ha regido por el borrón y cuenta nueva, basándose en la impunidad.
El compromiso de un Ministerio Público independiente, donde el presidente Luis Abinader decidió nombrar el 16 de agosto del 2020 a Miriam Germán Brito en la Procedería General de la República; Yeni Berenice Reynoso, procuradora adjunta y directora de persecución del Ministerio Público; y Wilson Camacho, titular de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca), ha sido el paso más importante en la historia de la justicia de nuestro país.
Como sociedad, debemos luchar para que tengamos instituido un Ministerio Público independiente, y que acciones como la que se cometió con mi abuelo no vuelvan a pasar, y si pasan, que sean expuestas y llevadas al banquillo de los acusados como está pasando hoy con los acusados en el caso Calamar.
No podemos seguir viviendo como los piratas del siglo XVII; nuestro país debe avanzar en su organización como nos reitera el profesor Bosch en su obra literaria: «El pueblo dominicano no ha fallado, nos ha fallado el sistema y quienes los han dirigido a lo largo de la historia».
Queremos un Ministerio Público con autoridad y poder como plantean las leyes para poder enfrentar ese sistema que ha hundido el país, beneficiándose de los bienes del Estado y en deterioro de los más necesitados.