La importancia del perdón

La importancia del perdón

He aprendido durante el proceso de mis sesenta años de existencia, que no podemos vivir con la carga que otros nos han impuesto, al echar sobre nuestra existencia -en sentido global- su propia visión de lo que somos. Los seres mediocres envidian la felicidad de los semejantes llegando a confabular en contra del mundo ético de otros individuos, tratando de agredirles en lo moral. Estos seres se envilecen en sus prejuicios, tramando en contra de quienes ellos consideran son mejores y solo tratando de dañarles pueden frenar el éxito de quienes consideran dichosos, pero sobre todo, seres superiores a ellos en cuanto a talentos y virtudes humanas. Este es un sentimiento ruin, propio de reptiles al estilo Caín en las historias bíblicas del inicio de los tiempos.
No me siento bien cuando uno de esos envidiosos se cree capaz de cuestionar la ética que vivimos y trata de dañar la “marca-persona” que hemos construido con sacrificios propios y de los seres que nos acompañan en los procesos de desarrollo. Pero, cuando sucede siento que me dan una nueva oportunidad para reconocerme importante y para probarme ante mi creador, haciéndome de fortalezas espirituales, las que sin esas pruebas no hubiesen aparecido en la historia de mi “yo”.
El individuo humano se ha ido fortaleciendo a través de los procesos de la historia y en ellos su cerebro se ha superado a sí mismo. Esa superación ha sido posible, gracias a las necesidades que ha enfrentados durante miles de años en sus luchas con la naturaleza, logrando colocarla al servicio propio de su existir.

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