La imprenta Fémina y la perseverancia de las dominicanas

La imprenta Fémina y la perseverancia de las dominicanas

El 15 de enero de 1926, Petronila Angélica Gómez Brea se convierte en la segunda dominicana en adquirir una imprenta, es decir, de tener un espacio propio para ejercer sus derechos subjetivos en el ágora mediática coetánea, y crear la tribuna en la cual junto a más de 70 mujeres y 40 hombres periodistas desarrollan una amplia agencia a favor de los derechos humanos y la participación política.
Continuaba, desde la genealogía del “affidamento”, la impronta de Manuela Rodríguez Aybar (La deana), quien difundió las ideas independentistas mediante su imprenta clandestina en la época de la ocupación y de la naciente República. A la imprenta de Gómez Brea se le debe reconocer la difusión de las argumentaciones a favor de la nación de mujeres que construyen las maestras normales en sus espacios de acción: las aulas, el hogar y la revista Fémina.
Además, el hito que en este 2020 alcanza 94 años permite valorar la agencia como parte de las acciones desarrolladas desde el comienzo de la década de 1920 por las pioneras dominicanas, pese a la carencia de la ciudadanía plena que les vetaba participación social, política y económica. Ellas, sabiéndose hijas ilegítimas de la Patria, sin que se les reconocieran sus contribuciones en las contiendas independentistas, anti-anexionistas y en el restablecimiento de la soberanía, utilizan la invención de Gutenberg para expandir las primeras ideas feministas y conformar una editorial que incluyó la primera edición –compilada- del Ideario Feminista, de Abigail Mejía, para 1939.
Si bien los «talleres propios» de Fémina se establecen para facilitar la impresión de la revista homónima que se editaba desde 1922, también permiten obtener los fondos para las campañas que buscaban el sufragio de las mujeres, puesto que se realizaban memorándums, recibos, tarjetas, folletos, «toda clase de trabajos de oficina» a una amplia clientela en todo el país.
En el editorial del 15 de enero de 1926, en el cual Gómez Brea presenta los nuevos talleres y sus servicios, revela con prudencia los obstáculos que conllevaba imprimir la revista en las empresas tipográficas existentes de San Pedro de Macorís, cuna de la publicación y sede hasta 1934, lo que la impulsó a convertirse en una pionera de las impresiones; ciertamente la temática de la emancipación de las féminas encontraba escollos cimentados en la condición biológica de las mujeres que difundían los grupos conservadores, y ante los cuales la perseverancia se enarbola como el valor que engrandece a las dominicanas e impulsa las luchas por convertirse en ciudadanas.
Lo escribe Gómez Brea el 15 de enero de 1926: «Es cierto que para vencer esos obstáculos hemos tenido que hacer algunos sacrificios; pero las importantes y espontáneas ayudas con que personas de buena voluntad nos han favorecido y han estimulado nuestra perseverancia, dando a nuestro espíritu el aliento que tanto se necesita en estos casos para llegar al triunfo». Perseverar, es pues, un valor de nuestra genealogía de dominicanas.

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