LA IMPRESIONANTE
Rio de Janeiro

LA IMPRESIONANTE<BR> Rio de Janeiro

RIO DE JANEIRO,  Brasil. Pasear  por Rio, sea en bicicleta, caminando o en vehículo, es divertidísimo.  Fui hasta allí  para dar cobertura  y participar de la Jornada Mundial de la Juventud y entre coberturas  de prensa,  vigilia y actividades propias del encuentro espiritual, que se celebra cada dos años, con la intención de acercar la vida de Cristo con la de los jóvenes,  tuve una “fugadita”  y  me fui a  tener ese contacto más directo con la vida misma, sus playas y todo lo que hace que Rio sea diferente.

Me armé de tenis, un jean y una mochila, -sin agua, porque  llovía y hacía frío-,  y confieso que  por un momento  quise robarle a los cariocas ese friito  tan rico que me regalaba el suelo brasileiro y transportarlo a mi amada isla. No pude, pero me lo disfruté. A la variada oferta recreativa, turística y deportiva que brinda la ciudad de Rio de Janeiro; desde el buceo y los tours por las favelas, hasta sus playas y diversos paseos culturales, hay que agregarle su  particularidad y belleza urbanística.

Sencillamente -y sin quitar ni agregar-, impresionante.  Lo digo porque desde  las alturas es que verdaderamente  advertimos las grandes montañas que están por todos lados dentro de la ciudad  y es precisamente  sus características geográficas y urbanas    lo que hace que a veces el ancho de la ciudad se reduzca a pocas cuadras.

 La carta de presentación más importante de Rio de Janeiro es el Pan de azúcar y   el  Cristo Redentor.  El Pan de azúcar  es   un  lugar impresionante, desde su suelo, hasta la cima.

  La  belleza de su formación rocosa delimitada por las aguas de la bahía de Guanabara, se constituye como una magnífica obra de arte natural.

   Para subir hasta ella, se toma un teleférico que  hace  dos paradas. El más bajo de los cerros del complejo Pan de azúcar se llama “Morro de Urca”, (mide 224 metros), y es la primera parada del paseo en teleférico. El segundo cerro, y final del recorrido se llama Pan de azúcar (mide 395 metros).

La construcción de un monumento religioso en la ciudad fue sugerida por primera vez en el año 1859, por el padre Pedro María Boss y por la princesa Isabel. La idea se retomó en 1921, al aproximarse la conmemoración del centenario de la Independencia.

 La estatua de Cristo Redentor se ubica a 709 metros al nivel del mar, en la cima del morro do Corcovado. Tiene una altura total de 38 mts, de los que 8 mts. pertenecen al pedestal. Fue inaugurado el 12 de octubre de 1931, después de aproximadamente cinco años de obras. Conocido como símbolo no solo de la ciudad de Río de Janeiro, sino también de Brasil, la estatua de Cristo Redentor es visitada  por más de dos millones de  almas de todo el mundo.    

 Luego de cumplir con el sueño de vivir la experiencia del Pan de azúcar y del Corcovado,  el tours continuó por  el emblemático estadio de Maracaná, hogar del deporte que se disfruta, se vive con pasión y que es parte de la vida misma de Brasil, el fútbol. Aquí se disputó la final del Mundial de 1950, entre las selecciones  de Brasil y Uruguay. El triunfo de Uruguay por 2 goles a 1 ha pasado a la historia como el “Maracanazo”, hoy considerado uno de los hitos en la historia de los campeonatos de fútbol del mundo.

 Seguimos más dentro,   en el mismo centro de la ciudad, y llegamos  hasta la Catedral de San Sebastián, hermosa estructura, que  por fuera quizás no  llame la atención, pero por dentro  es sencillamente impresionante.

 El día anterior a mi visita turística,  los periodistas estuvimos haciendo guardia afuera, ya que no pudimos entrar, porque el Papa Francisco  estaba participando de una misa especial con los miembros de la delegación de Argentina que asistió a la JMJ Rio 2013. Dedicada a San Sebastián, santo patrón de Rio de Janeiro, fue construida entre 1964 y 1976 para reemplazar a una serie de viejas iglesias que habían servido como catedrales desde la creación de la Arquidiócesis en 1676.

Una ciudad viva.  Río es una ciudad que vive y late  en función del mar. Las costumbres y la vida de la gente están estrictamente ligadas a sus playas.  Son muchas y muy diversas,  pero todas ellas tienen una característica común: su increíble belleza.

Copacabana es la más famosa de todas,  posiblemente no solamente de Rio, sino del mundo entero.  La avenida Atlántica es el nombre de la calle que recorre Copacabana de principio a fin. En ella podemos encontrar importantes cadenas hoteleras, elegantes restaurantes y todo tipo de mercados vendiendo artesanías y otros artículos propios del entorno.

Gracias a las orientaciones de Hugo y de su  abuela, dos ángeles que  cuidaron de mi, durante mi estadía en Rio, fui hasta  la playa de    Ipanema, que desde una acercarse, ya advierte que  es uno de los lugares adorados por los surfistas.  Con  unos tres  kilómetros de extensión, es  una playa amplia, linda, y de mar azul.

 Finalmente, cuando cae el sol, por la noche, la diversión no termina en esta ciudad, ya sea en un café, bares, discos y clubs, el ánimo es seguir de rumba hasta que se quiera.

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