La impunidad de políticos, choferes y otros

La impunidad de políticos, choferes y otros

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Una buena mayoría de los dominicanos nos hemos acostumbrado a vivir en el país en donde existen grupos, más o menos organizados, que son los favorecidos de las maneras más diversas de los recursos del Estado, de sus favores y prebendas, mientras otro grupo permanece aislado y golpeado por los desafueros de quienes han sacado más ventajas de esa pasividad para beneficiarse grandemente de lo que debió haber sido para beneficio de todos.

Después de eliminada la tiranía de Trujillo, los “salvadores del país” iniciaron sus proezas de apropiarse, con las más diversas formas de estafa, de los recursos nacionales, desde santificar propiedades del dictador, hasta los políticos, que en manada han estado en los cargos públicos, desde donde han dilapidado billonarios recursos, hoy convertidos en respetables fortunas y reconocidas por los sectores sociales y económicos de la nación.

Son los que tuvieron las agallas de evitar que se mejorara la situación de pobreza de más de tres millones de dominicanos.

Por igual, otro grupo que se ha beneficiado de los recursos estatales ha sido el de los choferes, que al ser más agresivos, llegaron a estremecer a los gobiernos con huelgas y asaltos a la tranquilidad del ciudadano, al que se le evitaba con violencia utilizar los transportes que no eran sindicalizados o estaban fuera de la ruta de la cual ya se habían apropiado, ante la pasividad de las autoridades policiales, que veían con simpatía los abusos en contra del pasajero o de otros choferes no sindicalizados.

Esos grupos de choferes han recibido prebendas de todas clases, traducido en el despilfarro mayor que han sido los programas de compra de autobuses, minibuses, carros, camiones, etc., para ser repartidos al mejor postor sindicalizado y favorito del gobierno, que ha llevado en la actualidad a que se investigue cómo se utilizaron, en el programa Renove, los fondos en el pasado gobierno; los millones de pesos desaparecidos.

Los “padres de familia” constituyen otro grupo de no menos peligrosidad social. Es el que más ha alterado anárquicamente la fisonomía de las poblaciones, al invadir propiedades privadas y estatales para establecer extensiones de esas poblaciones, sin ninguna regulación ni mucho menos trazado de calles, a los cuales los políticos de los gobiernos, por politiquería, les instalan energía, agua potable, les recogen la basura, les construyen escuelas y centros sanitarios. Son fundos asentados en terrenos prohibidos, pero a nombre de ser humildes padres de familia no pueden ser tocados con la fuerza de la autoridad y respeto de la propiedad.

Son tres sectores que han chupado y mermado la capacidad de los gobiernos de hacer lo que deben hacer con los recursos recaudados, que ya en este año están por encima de los $11 mil millones de pesos, como fue lo recaudado en enero, pero por debajo de la meta, que era de unos $17 mil millones de pesos, para poder estar nivelados con el presupuesto nacional.

Los políticos son los más descarados a la hora de succionar recursos del Estado, y más ahora: con la modalidad de las ONG han encontrado una vía para que los gobiernos, si son legisladores, les otorguen subvenciones para supuestamente dedicarlos a obras comunitarias, pero se traduce en aumentarse los ingresos, que ni siquiera pagan impuestos; ahora sería un foco de interés para Impuestos Internos investigar esos ingresos y determinar si están defraudando al fisco.

La mayoría de los integrantes de los sindicatos de choferes deberían ser investigados por Impuestos Internos, ahora en su agresiva campaña de detectar a los evasores fiscales, ya que son muchos los millones de pesos con que han sido favorecidos esos sindicalistas del volante, a los que se les aquietaba con prebendas cada vez más jugosas; de esas ganancias nunca retornaban la parte correspondiente al fisco, y así se veía mermar la capacidad del Estado para llevar a cabo sus programas de asistencia social y obra de capital.

Los ‘padres de familia’ son otro grupo de gentes que usan su escudo de ser infelices, pero viven mucho mejor a los que pagan religiosamente sus compromisos fiscales; pero nadie osa tocarlos, so pena de verlos protestar por ese ultraje, cuando son compelidos a pagar impuestos y a respetar las leyes, especialmente los derechos de propiedad.

El país está en manos de esos tres sectores, que amparados en la unidad se protegen y se tapan unos a otros, como es el caso de los políticos, que se aglutinan para hacer valer sus prebendas, o como los choferes que protagonizan huelgas violentas, o se convierten en turbas como los padres de familia cuando alguien se atreve a obligarlos a caminar por la ley.

 

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas