La increíble historia de Blaise, de refugiado de guerra a actor de telenovela

La increíble historia de Blaise, de refugiado de guerra a actor de telenovela

Blaise Musipere/AP

Río de Janeiro.- Blaise Musipere nació hace 33 años en la República Democrática del Congo, un país asolado por la guerra y del que huyó gracias a una beca de estudios que le concedió Brasil, donde ha rehecho su vida hasta convertirse en un rostro familiar de la televisión.

El hoy actor vive en Río de Janeiro, en el barrio de la Barra da Tijuca, y participa en la telenovela “Orfaos da Terra” (“Huérfanos de la Tierra»), que emite el canal Globo, el de mayor audiencia en el país. En ella, interpreta a un refugiado de Haití que trabaja como mecánico. Aunque no le gusta hablar de su pasado, el refugiado congolés, quien aterrizó en Brasil hace 11 años, ha compartido su historia con Efe para poder inspirar a otros que se ven en situaciones parecidas.

Con un portugués muy fluido, el francófono Blaise contó que su padre formaba parte del Ejército del dictador Mobutu Sese Seko, quien ocupó el poder en el Congo durante 32 años, pero en 1997, tras una guerra de 9 meses, el dirigente fue derrocado del poder y la familia tuvo que huir al exilio.

El actor todavía relata el episodio con lágrimas en los ojos, cuando evoca la noche en la que huyeron de su casa a un pequeño pueblo apartado. Su padre le llevó a él, a su madre y a sus diez hermanos allí y desapareció sin dejar rastro, seguramente, según especula Blaise, para unirse a algún grupo de soldados y organizar una resistencia.

Su infancia dio entonces un giro radical, ya que tuvo que mudarse de una villa militar en la capital Kinshasa a un pequeño pueblo en el que ocultaba a todos el pasado de su padre para evitar prejuicios. “No teníamos nada, ni techo, ni suelo, ni comida.

Vivíamos en la miseria y mi madre robaba mandioca para alimentarnos”, explica. Fue en ese poblado donde conocieron a un sacerdote que les cambió la vida, les ofreció ayuda y buscó un trabajo para Blaise y sus hermanos. En ese época, trabajaba para ayudar a su familia y el baloncesto y la música le servían de escapatoria en sus ratos libres para evadirse de los momentos más difíciles.

Con el estallido de la segunda guerra del Congo, conocida también como la guerra mundial africana (1998-2003), que acabó con la vida de aproximadamente 4 millones de personas, el país se sumió en el caos y la pobreza. Blaise era consciente del futuro al que se enfrentaba y fue ahí cuando un amigo suyo, movido por su admiración al astro brasileño Ronaldinho, propuso la idea de ir al gigante suramericano. Ambos se presentaron en el consulado brasileño y, con pocas esperanzas, se postularon a una bolsa de estudios en Brasil.La sorpresa llegó cuando vio su nombre en la lista de elegidos.

Después de contarle la noticia a su familia, empezó a reunir dinero para comprar el pasaje y “gracias al corazón de África, a la ayuda de conocidos y desconocidos”, en 2008 aterrizó en el aeropuerto de Sao Paulo, desde donde llegó a Curitiba (sur) para disfrutar de su beca para estudiar portugués. Sin embargo, perdió esta ayuda al suspender la prueba de lengua. Pero logró quedarse en Brasil gracias al estatuto de refugiado que demandó debido a la difícil situación que seguía atravesando su país natal.

Para perfeccionar la lengua portuguesa, hizo un curso de modelaje y otro de interpretación, que pagaba lavando platos en un restaurante e incluso durmiendo en la calle cuando no podía pagar el alquiler.

En el curso de interpretación, Blaise conoció a un hombre, asistente de dirección, que le dio la oportunidad de hacer un casting para protagonizar un cortometraje, y tras conseguir ese papel llegaron las invitaciones a los próximos trabajos.

“Vine de la nada, de la miseria, por eso cuando veo que he llegado hasta la red Globo sé que tengo que aprovechar la oportunidad e intentar dedicarme a esto”, explica el actor, quien consigue mandar dinero a su familia, a pesar de su salario no es especialmente alto. Al pueblo brasileño le agradece su generosidad y acogida y el actor rechaza la idea de volver al Congo, ya que siente Brasil como su nueva casa.

A pesar de la crudeza de su historia, Blaise se muestra “agradecido” por todas las situaciones vividas, que le hacen adoptar una actitud positiva y desafiante ante los nuevos retos. “En la vida estamos siempre dentro de un viaje y yo escojo mirar hacia delante”, sentencia.

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