La India, la tierra de las bodas

La India, la tierra de las bodas

NUEVA DELHI (EFE).- Las bodas son el acontecimiento social por excelencia en la India, donde el qué dirán, el boato, los abalorios y el coste de los al menos tres días de celebraciones priman sobre la ceremonia religiosa en sí.

Se dice que los matrimonios se consagran en el cielo pero se celebran en la India. Lo cierto es que los festejos, los colores, las interminables listas de invitados, los innumerables regalos y, sobre todo, la lista de gastos y eventos hacen de este país la “tierra de las bodas”.

“Por amor o a través de anuncios de periódicos; de castas altas o bajas; en el campo o en la ciudad. Nada importa, lo que está claro es que las bodas son el acontecimiento social ineludible en la India”, dice a EFE Surjit, un residente en Nueva Delhi de 50 años que recientemente casó a su hija, con todo lo que ello conlleva.

Aunque tradicionalmente solían durar una semana, el ritmo de vida del mundo moderno y el altísimo estipendio que suponen los enlaces ha reducido el número de días a tres en la mayoría de los casos.

La forma de celebrar las bodas depende de las costumbres populares y difiere completamente dependiendo de la zona del país donde se celebren, aunque algunos elementos y ritos son prácticamente comunes a todas las zonas.

Con “Mehendi” se inician las celebraciones matrimoniales. En este primer día, todas las mujeres de ambas familias y amigas van a casa de la novia y disfrutan cantando y bailando.

“Las mujeres pintan dibujos de henna en los pies y las manos de la chica, mientras bailan y cantan las últimas canciones de moda del cine de Bollywood”, cuenta Neha, que a sus 25 años ya ha asistido a al menos una docena de estas celebraciones.

El día de la boda en sí comienza con los preparativos necesarios para que los novios disfruten de su “cuento de hadas”.

Los dos son bañados con una pasta de sándalo y aceite, para que su piel sea más suave y aromática, mientras se recitan “mantras”.

La pareja es tratada como reyes y como tal llega el novio a la ceremonia de matrimonio; a caballo, en carroza o en elefante, escoltado por una comparsa de músicos y porteadores con luces y vestido con un lujoso “sherwani” (una chaqueta larga con cuello mao y botones).

Su futura esposa le espera vestida con una “lehnengas” (falda) o un sari, tradicionalmente en rojo y ricamente bordado, y aderezada con las joyas que su familia y sus amigos más íntimos le han regalado.

El “glamour” y la alegría inundan el recinto donde se celebra la boda, ya sea la casa de la novia o un lugar alquilado por su familia para tan importante evento.

Entre flores, música, carpas, adornos de colores, alfombras y fuentes, los incontables invitados ofrecen sus regalos a los novios, que están en el Mandap, un pequeño escenario en color rojo, desde donde se oficiará la ceremonia.

“La ceremonia dura varias horas, es bastante aburrida y muchos jóvenes le dicen al sacerdote que la acorte”, dice Surjit.

Los dos rituales que prácticamente se repiten en todos las zonas son cuando la pareja se ponen mutuamente un collar de flores como señal de aceptación y dan siete vueltas alrededor del fuego.

   “El momento más emocionante de las bodas indias es cuando la novia deja a su familia para iniciar su nueva vida con la familia de su marido y todos lloran como locos, sin querer dejarla marchar”, comenta Neha, que sólo de pensar en el día que le toque a ella se pone nerviosa.

Por fin, la última celebración se realiza al día siguiente en casa del esposo, que acogerá una recepción organizada en honor de la recién casada en la que, de nuevo, los miembros de ambas familias están invitados a bailar y entonar canciones. 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas