La India: potencia económica con mucha pobreza

La India: potencia económica con mucha pobreza

La Republica de La India representa el más exitoso milagro económico de las últimas dos décadas, colocándose en la posición mundial 12 en materia del PIB y en la cuarta posición,  cuando ese PIB se calcula en base a la paridad del poder adquisitivo (PPA); sin embargo esta nación exhibe un nivel de ingreso per cápita bajo, alta pobreza extrema y graves problemas de analfabetismo e insalubridad.

Desde su independencia de Gran Bretaña en l947, sucesivos gobiernos intentaron aplicar un modelo socialista, pero el fracaso económico motivaron, a partir de 1990, políticas de libre mercado con un éxito tal que la India  en la última década ha estado creciendo por encima del 8%, han logrado sacar de la pobreza extrema a más de 150 millones  y el tamaño de la clase media se ha multiplicado por cuatro.

El PIB nominal de la economía hindú fue de US$1.43 trillones en el 2010, la cuarta parte del PIB de China y la décima parte del PIB estadounidense; sin embargo, cuando se calcula en base al PPA alcanza la cifra de 4.06 trillones, poco menos de la mitad del chino y 27%  del PIB de los Estados Unidos y los pronósticos apuntan en una década a convertirse en la tercera potencia mundial.

Frente a estos impresionantes logros, frutos de políticas económicas consistentes, buena educación a nivel tecnológico y un ejército de ingenieros y técnicos, la India exhibe más de 250 millones de pobres extremos (25% de su población estimada en 1,173 millones), 39% de analfabetismo, con la mitad de la población infantil desnutrida y un PIB per cápita de apenas US$3,400 (PPA), menos de la mitad del per cápita dominicano (US$8,600).

El autor tuvo la oportunidad de acompañar al Presidente Leonel Fernández en su visita de estado a esa nación y pudimos  conocer empresas globales como el conglomerado Tata (#8 mundial, 160 mil empleados e ingresos por US$70 billones); Infosys, primera empresa en soluciones informáticas, con 70 mil empleados;  el parque tecnológico de Bangalore, cuyas exportaciones de productos informáticos ascendieron en el 2010 a US$53 billones (un millón de empleos directos) así como la industria fílmica que produce el doble de películas que Hollywood.

Frente a estos avances,  sorprende el contraste entre una élite intelectual y económica y pobres extremos que viven a la intemperie, haciendo sus necesidades a la vista de todos, barrios hacinados con viviendas de trapos y cartones, una  atmósfera mal oliente y un tránsito caótico con millares de vehículos, motores, motonetas (rickshaws), vacas caminado en las vías y conductores suicidas. Frente a esta realidad los pobres extremos de RD parecen clase media  y nuestro tránsito  el de un país desarrollado.

Nuestra conclusión es que a esa potencia emergente le va a tomar muchas décadas y  políticas sociales para  elevar el ingreso per cápita, pero también aprendimos que es importante, como hizo la India, una agenda de innovación, modernidad y competitividad, para que el éxito de esa agenda permita abordar los problemas básicos de pobreza e infraestructura.

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