Falta de disciplina provocó la muerte joven pareja de pastores

Uno de los elementos que más daño ha ocasionado, y seguirá provocando, a nuestro país es la indisciplina que predomina en todos los niveles de nuestra estructura social impidiendo el adecentamiento de la vida pública y el desarrollo que como nación merecemos.

En estos momentos ocupan la atención de la ciudadanía tres situaciones que tienen su origen en la falta de orden y disciplina que se acrecientan con la tradicional falta de consecuencias e impunidad que durante décadas hemos vivido por la irresponsabilidad de nuestras autoridades.

La primera se originó con el asesinato cobarde e indiscriminado de dos jóvenes pastores evangélicos quienes después de una jornada religiosa regresaban del interior del país cuando una patrulla policial les ordenó detenerse en un retén colocado en la Autopista Duarte y sin mediar palabras tirotearon el vehículo que ocupaban.

Si los policías actuantes hubieran tenido un mínimo de disciplina y aplicado el procedimiento elemental de pedir la identificación de los ocupantes del carro tiroteado, esa lamentable tragedia se hubiera evitado.

Otro caso que ocupa la atención y llena de dolor a quienes sentimos la desgracia ajena, es la muerte de 26 personas a consecuencias de la ingesta de bebidas alcohólicas adulteradas con alta dosis de etanol, no obstante los graves antecedentes del año pasado cuando fallecieron decenas de personas por las mismas causas, lo que denota falta de disciplina ante la tentación a estos consumos.

Y por último, vemos como se elevó abruptamente a 14, con tendencia a subir, el número de fallecidos a causa del COVID-19 en 24 horas, superando el promedio anterior a los desórdenes playeros de la Semana Santa.