Se avizora ya la Cuarta Revolución Industrial o la Industria 4.0, que consiste en una nueva manera de organizar los medios de producción a través de “fabricas inteligentes” (smart factory), capaces de adaptarse a las necesidades y a los procesos productivos basados en las plataformas tecnológicas conocidas y por conocerse.
En estas plataformas tecnológicas aparecen el “Internet de las cosas”, sistemas ciberfísicos, Cultura maker o “Hágalo usted mismo”, lo que significa una real revolución, que comenzaremos a ver dentro de cuatro años.
Se estima que en el 2020 habrá entre 20 y 50 mil millones de dispositivos que se conectarán a internet y ofrecerán a los ciudadanos servicios y aplicaciones sin precedentes.
El Internet de las cosas es el punto del tiempo en el que se conecta a internet más cosas u objetos que personas, como sería una nevera que le avise al ama de casa cuando un producto colocado en ella debe ser desechado, o que le adapte un dispositivo al inodoro que le indique si debe cambiar la dieta porque algo le hizo daño.
Eso es lo que viene y por ese camino va la humanidad. Alemania, Francia y Estados Unidos están inmersos en lo que será el verdadero cambio en el mundo, después de los conocidos con la revolución industrial motorizada por la máquina de vapor y de la mecanización de los procesos productivos, del desarrollo de la electricidad con fines domésticos e industriales y otros avances del siglo pasado.
Hasta ahora, el uso del internet ha cambiado nuestras vidas, nuestras formas de relacionarnos, pero el internet de las cosas relacionará lo cotidiano sin que tengamos que accionar para lograr un objetivo. Bastará que se tengan los recursos para adquirir los dispositivos que lo faciliten.
Mientras todos debemos prepararnos para lo que viene y poder obtener los mejores beneficios, como serían nuevos modelos de negocios, un estudio impactante sobre los océanos ha concluido que en el 2050 habrá más plásticos que peces en los mares, suceso, entre otros que dañan nuestro planeta, que la organización civil global Avaaz ha calificado de obsceno.
El Grupo Avaaz se refiere a una “gran mancha de basura en el Pacífico es una vasta isla de residuos semi- disueltos dos veces más grande que Francia”.
Por su parte, tres amigos voluntarios inventaron el SeaVax, un barco solar que puede extraer hasta 22 millones de kilos de plástico al año; y afirman que una flotilla de esos barcos podría limpiar la mancha del Pacífico en 10 años.
Es el sueño de Terry, Christina y Cris, tres amigos que al enterarse del problema pensaron en esta solución. Para ello, los voluntarios de Avaaz, que trabajan en todo el mundo, piden ayuda por la vía virtual. La interrogante es si podemos hacer la cuarta revolución industrial con esas condiciones en los mares, donde está en juego la vida porque de ese medio proviene gran parte de la alimentación de la humanidad.