La industria de cruceros; un compromiso de todos

La industria de cruceros; un compromiso de todos

Son muchos los que reclaman ver llegar a nuestras costas más barcos de cruceros, basados en la realidad de que somos una isla del Caribe y como tal un destino idóneo para los miles de barcos que a diario transitan por las aguas del Atlántico y del Mar Caribe.

Quizás no todos estén conscientes de los logros alcanzados en los últimos cuatro años por nuestro país en esta industria, porque normalmente esperamos ver los barcos anclados  en uno de los puertos de la ciudad capital y olvidamos que alrededor de la isla también poseemos puertos y facilidades en óptimas condiciones para las líneas de cruceros.

En el año 2007 recibimos en nuestro país 302,878  pasajeros a bordos de cruceros, en el 2008, 400,206; en el 2009, 498,000 y  hasta el mes de mayo de este año cerca de 350,000 turistas habían visitado nuestra isla a bordo de estos gigantes hoteles marinos, visitando las ciudades de Samaná, La Romana o Santo Domingo.

Esto no se resalta en nuestras estadísticas tradicionales porque un turista es aquel que pernocta en un destino por más de 24 horas y  un pasajero de cruceros  que apenas toca un destino es un excursionista.

Sin embargo, el impacto económico que aporta un crucero a la comunidad que visita es inmediato y sus beneficios pueden ser palpados por sus habitantes de manera directa.

Según un reciente estudio realizado por la Business Research & Economic Advisor (BREA) y del cual República Dominicana formó parte activa, una escala de un barco de aproximadamente 2,500 pasajeros y 500 tripulantes aporta  alrededor de 285,000 dólares a la ciudad en gastos de sus pasajeros.  Si a esto agregamos los impuestos portuarios y de servicios, cada barco que llega a uno de nuestros puertos aporta cerca de  US$ 300,000  a la región.

Cuando un crucerista desciende a un puerto requiere los servicios de un taxista, un guía turístico, o  un Tour operador y hace compras en alguna tienda artesanal,  gift shop o a un vendedor ambulante. Normalmente come en algún restaurante de la zona, y lo más importante: conoce el destino, pudiendo ser esta una excelente oportunidad para que el pasajero decida regresar por más tiempo en una nueva ocasión.

Pero un pasajero de crucero  exige mucho más que el turista tradicional, pues éste desea que su corta estadía sea segura, confiable, organizada, sin el asedio de vendedores, ni taxistas que se peleen entre sí por transportarlos. El crucerista espera una ciudad limpia, iluminada, con leyes de tránsito claras, con facilidades a la mano y con una sonrisa de aquellos que son sus anfitriones.

En octubre se darán cita en Santo Domingo los principales ejecutivos de las principales  líneas de cruceros del mundo. Es esta una inigualable oportunidad que definirá el futuro de la industria de cruceros en República Dominicana, y será el trabajo de todas las instituciones y empresas unidas, lo que podría asegurar el necesario éxito de este evento.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas