La industria del dulce, entre la apertura y el proteccionismo

La industria del dulce, entre la apertura y el proteccionismo

Cuando se habla de libre comercio y de competitividad en una área determinada de la economía, lo primero que deben observar quienes definen los lineamientos de la política económica de un país es hasta qué punto están vinculados los diferentes circuitos de producción que internamente determinan los precios finales de uno o varios productos.

Tras meses de discusión alrededor de qué es lo que más conviene a los industriales de la industria del dulce y a los productores internos del azúcar, el problema parece arrojar grandes deficiencias en los niveles de competitividad de la industria local.

Es cierto que una buena parte de esta industria, la privada, ha logrado sobrevivir gracias a las innovaciones tecnológicas introducidas, pero al parecer aún no han sido lo suficientes como para poner al país en paridad con países cuyos puntajes productivos, parecen estar por encima de los de República Dominicana en el renglón azúcar.

La polémica ha tomado mucho auge, toda vez que productores privados han achacado la decisión final de rebaja de las cuotas preferenciales por parte de los Estados Unidos al alegato de no haber sido incluídos en las discusiones preliminares sobre este tema para fijar posiciones ante las autoridades y ante el gobierno estadounidense sobre el tema.

Informes provenientes de la Asociación Nacional de Fabricantes de Dulces y Afines (ASODULCES), exponen muchas de las debilidades de que aún adolece el país para adentrarse a un acuerdo de libre comercio con países como Centroamérica y los del Caricom.

La práctica de la industria azucarera local ha sido de una tradición «proteccionista», sin tomar en cuenta los perjuicios que implica para la industria del ramo el apalancamiento de que disfrutan hace muchos años.

[b]Pánico por quiebras[/b]

Desde septiembre del 2003, cuando aún no estaba a la vista la posibilidad de un acuerdo bilateral de libre comercio con los Estados Unidos, productores y otros segmentos que inciden en el comercio del azúcar acordaron recurrir a la instancia de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El objeto era debatir el estatus del azúcar en el contexto de los tratados de libre comercio, sobre todo la preocupante situación del futuro de la desgravación arancelaria del jarabe de maíz rico en fructuosa, cuya apertura comercial fue discutida a nivel bilateral con el país, para proceder a cerrar este acuerdo y antes de recurrir a cualquier instancia.

A esto responde la postura asumida por el Instituto Azucarero Dominicano (INAZUCAR), donde aclaró la decisión adoptada en septiembre del año 2003.

No obstante, en ese mismo mes, la Asociación Nacional de Fabricantes de Dulces y Afines (Asodulces) exponía a través de su presidente, Jesús Moreno Portalatína y mediante un documento elaborado la necesidad de obtener por «régimen de internamiento temporal la autorización para que las empresas (productoras del dulce) procedan a importar sus requerimientos de azúcares».

El estudio concluía en la necesidad de traer al país dos mil 650 toneladas métricas de azúcar refino, mil 600 toneladas métricas de azúcar refino y otras dos mil 200 toneladas métricas de azúcar crema, «estas dos últimas partidas para consumo regular».

En apoyo a la solicitud se argumenta que las recientes alzas de los precios en que los centrales azucareros privados habían incurrido «han colocado a la industria de dulces en una situación de real desventaja frente a sus homólogas de Centroamérica y Caricom, para sólo referirnos a los dos bloques sub-regionales cn los que el país ha firmado Tratados de Libre Comercio».

El estudio de Asodulces establece que siendo el componente azúcar la principal materia prima de la insudtria del dulce que implica hasta un 55% de los costos de producción, «si las empresas importaran el azúcar refino a emplear en sus productos de exportación, verían reducir el costo de la libre de RD$2.16 (43.17%), en relación a precio del ingenio y en RD$2.82 (49.79%), respecto del precio del almacenista».

El Internamiento Temporal, según definen los productores del dulce, asumen que traer dos mil 650 toneladas métricas de azúcar refino que necesitan para exportar productos elaborados, «les representaría a las mismas reducciones de costos que oscilarían entre los RD$12 mil 609.35 millones y los RD$16 mil 465.29 millones, con los que probablemente se alcance a compensar los incrementos de los costos de operaciones que han venido enfrentando.

Entre otros factores que alzas de costos cita el estudio las alzas en las tasas de interés activa, la tasa de cambio, de la energía eléctrica, de los envases, las etiquetas y la aplicación del recargo del 5%, entre otros factores.

«Pero -aseguran-, la situación con los azúcares no se queda sólo en los incrementos de sus precios internos, porque desde hace poco más de un mes las industrias de dulces que mantienen cuotas de azúcares en el Cental Romana, han visto recortadas las mismas en hasta un 50%, en el caso del azúcar refino».

En el renglón de azúcar crema, explican los directivos, los despachos han sido totalmente eliminados, «sin que haya mediado explicación alguna sobre el particular». La mayoría de estos recortes han sido atribuídos a decisiones de las industrias productoras de azúcar para atender a los requerimientos del mercado preferencial de los Estados Unidos «en perjuicio de los productores locales de la industria del dulce y de los consumidores nacionales, al obligar a más importación de azúcares en el exterior».

Resaltan que es en base a estas decisiones no toleradas por el gobierno estadounidense, que en las discusiones bilaterales del Tratado de Libre Comercio Bilateral con los representantes del gobierno norteamericano se dejó bien y claramente establecido que no se harían mayore concesiones de cuotas, si los productores locales no pueden cumplirlas.

[b]Mal diagnóstico[/b]

De acuerdo con otro informe de una firma económica local, la industria nacional del dulce está a punto de sucumbir por los altos costos internos de sus insumos más importantes con relación a sus equivalentes de Centroamérica, así como de los niveles arancelarios que pagan por sus importaciones de materia prima e insumos importados, los cuales «les están afectando muy negativamente».

Entre otros males, citan un incremento generalizado de los precios locales de estos productos, «el cierre de algunas líneas de producción de estas empresas nacionales y la perspectiva de quiebra, debido a que no pueden competir con las importaciones».

«Las empresas del Istmo, debido al tratado existente, pueden colocar sus productos en nuestro país sin pagar aranceles», agregan.

También resalta la imposibilidad de competir a escala internacional con la industria de Centroamérica del dulce por causa de los costos más elevados internamente.

«Por tanto -expone el estudio-, la competitividad externa e interna de este sub-sector industrial, está siendo afectada actualmente por los factores anteriormente señalados, lo cual pondrá en peligro la existencia de este sector».

Destaca a ese momento que si la situación «no es corregible y existe desabastecimiento en el suministro de azúcar crema» se podría permitir a este subsector importar determinadas cantidades de azúcar crema.

Igualmente acordar con los ingenios productores privados que suplan las necesidades de azúcar crema que tienen las empresas manufactureras del dulce.

Les afecta además la existencia actual de un arancel del 14% para la glucosa, que tiene una importancia de cerca del 40% del total de los insumos a las industrias del dulce que utilizan edulcorantes.

Estas empresas están representadas, entre otras por industrias de mermeladas, helados, caramelos, dulces en pastas, confites, galletas, gomas de mascar, refrescos, jugos, productos de repostería y panaderías, cervezas, licores, medicinas y demás.

Aconseja que en caso de que mediante los acuerdos comerciales el problema no sea corregido en el corto plazo, entonces «se podría permitir a este sub-sector importar determinadas cantidades de azúcar crema».

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