La designación de Paul Almánzar Hued como director ejecutivo de la Industria Nacional de la Aguja (INAGUJA) mediante el Decreto 457-20 abre el debate sobre la pertinencia de esa institución que costó al Estado dominicano un presupuesto de RD$153,015,415 en 2020, RD$95,250,000 en 2019 y RD$136,888,173 en 2018.

Aunque el nombre de la institución se refiere a “agujas”, no tiene que ver precisamente con la industria que produce estos objetos. El trabajo de INAGUJA se dirige a las microempresas de la industria de confección textil.

Su misión es fomentar la creación de empresas de este tipo, y formar a mujeres en condiciones de pobreza en el área de vestir y de manualidades para insertarlas en el proceso productivo del país.

En INAGUJA también tienen talleres para la confección de prendas de vestir ejecutivas y operativas para cualquier institución o empresa, ya sea pública o privada.

INAGUJA nace el 28 de agosto del año 1958 con el Decreto 1090-04 del presidente Héctor Bienvenido Trujillo, “por la necesidad que había en ese entonces de produce lazos de cintas que serían exportados a los Estados Unidos”, según su historia del portal web de la entidad.

La producción artesanal dominicana quedó rezagada por su lentitud ante el desarrollo tecnológico de esa industria, por lo que se suspendió la confección de esos lazos; el último embarque se cargó en 1995.

Con el Decreto 338-01 del 2001, el expresidente Hipólito Mejía lo colocó bajo la dependencia programática del Ministerio de la Mujer, hasta que en el 2013 fue movido al Ministerio de Industria y Comercio por el expresidente Danilo Medina.