La inequidad es mal negocio

La inequidad es mal negocio

La falta de equidad social en el país, un fenómeno que se ve a leguas, hace rato que está creando serios problemas a la economía. Pero no a la economía de los pequeños, quienes por lo regular han tenido que resignarse a vivir entre precariedades, sino a la economía de los hombres y mujeres dedicados a los negocios grandes, medianos y pequeños.

Porque la pobreza derivada de una inicua y desajustada  distribución de la renta nacional empequeñece el mercado de compradores y lo hace  poco demandante de bienes y servicios.

Porque los negocios crecen y sus propietarios y servidores ganan  dinero cuando hay muchos compradores con recursos suficientes para demandar bienes y servicios.

Pero la inequidad también le está creando serios problemas a las finanzas públicas, porque cada vez el Gobierno tiene que dedicar mayores sumas de dinero para asistencialismo, para cubrir la electricidad dejada de pagar y para solventar a millones de personas en el sistema de seguridad social.

Es decir, la inequidad social es un mal negocio para todos. Porque empequeñece el mercado de compradores y disminuye, de este modo, la inversión privada. También porque empobrece al Gobierno debido a que la presión de los necesitados lo obliga a disponer de miles de millones de pesos para asistirlos, aunque sea con limitaciones.

En consecuencia,   un país que persiste en mantener un orden  económico inequitativo está haciendo un mal negocio, y será un país donde las posibilidades de éxitos son reducidas.

Una tarea que corresponde al Gobierno

El destacado empresario Franklin Brugal nos ha recordado en estos días que el crecimiento vigoroso de la economía durante muchos años es un hecho real, pero al mismo tiempo ha lamentado que esa racha de producción positiva no se haya reflejado en una disminución importante de la riqueza. Esta es una afirmación rigurosamente cierta y verificable.

Otra vez caemos en la cuenta de que el crecimiento por sí solo no es suficiente. Hace falta que el Gobierno, con el concurso de los sectores sociales responsables, sea innovador y cree los dispositivos necesarios para revertir una tendencia que ya se hace secular y que le está quitando sentido al crecimiento económico.

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