MADRID.-Las visitas que solía hacer la infanta Cristina de España a la isla mediterránea de Mallorca significaban estadías lujosas en el Palacio Marivent, en la costa, pero la hermana del rey Felipe VI no se acercará siquiera a la residencia veraniega de la monarquía en un viaje esta semana.
En cambio, la princesa de 50 años y su esposo enfrentarán protestas anti monarquía y hordas de reporteros y camarógrafos cuando ingresen a un tribunal improvisado, donde ella hará historia al convertirse, delante de millones de televidentes, en el primer miembro de la realeza española en enfrentar cargos penales desde la reinstauración de la monarquía en 1975.
Al final de un juicio por fraude fiscal que se espera dure seis meses, la infanta pudiera enfrentar hasta ocho años de prisión si un panel de tres jueces concluye que la pareja usó una firma consultora de bienes raíces descrita en documentos judiciales como “una fachada” para financiar un estilo de vida exuberante, incluso fiestas en su mansión en Barcelona, clases para bailar salsa y vacaciones en hoteles caros.
Cristina y su esposo, el medallista olímpico de balonmano vuelto empresario Iñaki Urdangarin, estarán en el banquillo de acusados con otras 16 personas en el caso, que se centra en acusaciones de que Urdangarin usó su título de Duque de Palma para malversar 6 millones euros (US 6.5 millones) en contratos públicos a través del Instituto Noos.
Exsocio asegura que la Casa Real conocía sus negocios
España. AFP. La Casa Real conocía los negocios de Iñaki Urdangarin, yerno del entonces rey Juan Carlos I de España, afirmó ayer Diego Torres, uno de los principales acusados.