La infertilidad, un problema en aumento

La infertilidad, un problema en aumento

Médico ginecólogo, obstetra y especialista en técnicas de reproducción asistida del HGPS. La infertilidad es un problema común que afecta a una de cada seis parejas.

Esta condición se define como la incapacidad de completar un embarazo luego de un año de relaciones sexuales frecuentes sin tomar medidas anticonceptivas. (OMS, 2009).

Actualmente no hay evidencias provenientes de estudios poblacionales que sugieran una mayor incidencia de parejas infértiles; sin embargo, en los últimos años se ha cuantificado un aumento en el número de consultas a las clínicas de infertilidad.

Este aumento podría deberse por lo menos a uno de cuatro factores: en primer lugar, la edad promedio a la cual la mujer desea quedar embarazada ha aumentado considerablemente en las últimas décadas; su educación y participación en diferentes actividades, así como la necesidad de un avance profesional constante, la han llevado a posponer su decisión sobre el embarazo. Usualmente desean quedar embarazadas a una edad de aproximadamente 35 años, momento en el cual la fertilidad comienza a declinar, haciéndose mas pronunciada a partir de los 40.

La posibilidad de un embarazo a los 40 años de edad es de un 50 % menos que el de las mujeres más jóvenes, mientras que la incidencia de abortos espontáneos se duplica o triplica. Así mismo, el divorcio y la búsqueda de la estabilidad con una nueva pareja implican esperar más tiempo antes de tomar la decisión de tener hijos.

En segundo lugar, las alteraciones en la calidad del semen pueden incidir sobre la necesidad de consultar por infertilidad. Existen evidencias que muestran que hábitos como el tabaquismo y el abuso del alcohol son nocivos para la calidad del semen; este último, por ejemplo, ha sido relacionado con una reducción de la síntesis y secreción de testosterona y una espermatogénesis anormal.

En tercer lugar, cambios en la conducta sexual, número de parejas sexuales, aumento en la cantidad de relaciones sexuales y uso de anticonceptivos (no necesariamente condones), aunados a la decisión de posponer un embarazo, expone a las parejas a una mayor incidencia de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) productoras de infecciones tubárico-peritoneales, con consecuencias sobre la fertilidad.

Finalmente, la eliminación de la mayoría de los tabúes (no todos) sobre la fertilidad y la mayor difusión de los estudios existentes y de los tratamientos disponibles lleva a una mayor frecuencia de consultas médicas por parte de las parejas.

Dentro del campo de la salud reproductiva, la infertilidad implica una deficiencia que no compromete la integridad física del individuo ni amenaza su vida. Sin embargo, dicha deficiencia puede tener un impacto negativo sobre el desarrollo del individuo, produciendo frustración y debilitando la personalidad, ya que la mayoría de las parejas consideran tener hijos como un objetivo de vida. Se conocen dos tipos de infertilidad: primaria y secundaria.

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