En nuestro último artículo del año 2023, lanzamos una advertencia: uno de los principales riesgos para la economía global en este año recién iniciado es el riesgo geopolítico. Y uno de esos riesgos latentes en estos momentos podría torpedear la lucha que han llevado a cabo los bancos centrales para combatir la inflación; se trata del conflicto en el Mar Rojo con la milicia hutí, apoyada por Irán. Por consiguiente, el riesgo inflacionario se hace presente debido a una posible escalada del conflicto en este canal tan importante para el comercio global, que representa un 15%. Por esta razón, nos atrevemos a vaticinar que la ebullición que se vive en Medio Oriente desatará niveles de volatilidad en los mercados en los próximos meses. Aquellos que esperan varios recortes de tasas por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos deben moderar su entusiasmo por dinero más barato. A continuación, explicaremos por qué.
A raíz del conflicto en el Mar Rojo, las principales compañías navieras han desviado la carga que cruza por esta vía a África. Los índices mundiales de transporte de mercancías al contado se han más que duplicado desde mediados de diciembre, cuando los ataques hutíes comenzaron a representar riesgos reales para la seguridad de las embarcaciones que transitan por la zona. Como resultado de estos episodios de violencia en esta ruta marítima, el comercio mundial está experimentando una fuerte disrupción en su dinamismo.
Según expertos y distintos indicadores de la industria logística global, los precios de los fletes han estado aumentando durante semanas, ya que los transportistas han estado ajustando sus planes para rodear el extremo sur de África. Esto lleva unos nueve días y cuesta al menos un 15% más que cruzar el Mar Rojo para enviar carga entre Europa, Asia y más allá. De igual manera, algunas fuentes de la industria naviera indican que redirigir los barcos a través de África supone un costo adicional de hasta US$1,000,000 en combustible por cada viaje de ida y vuelta entre Asia y el norte de Europa. Las tarifas de algunos fletes desde China al Reino Unido se han duplicado desde octubre, llegando a alrededor de US$4,400 por contenedor.
Dado este contexto geopolítico en el Mar Rojo, un aumento en las tarifas de los fletes se reflejará en los precios de los productos que se comercian en la economía global, aunque aún no se haya reflejado en los datos económicos retrospectivos de la Reserva Federal ni de otros bancos centrales alrededor del mundo. A principios de enero, por ejemplo, las tarifas de envío desde Shanghái a Los Ángeles habían aumentado un 30% y estaban muy por encima de los niveles prepandémicos. Los precios del petróleo también se han recuperado ligeramente en el último mes. El crudo Brent, el punto de referencia internacional, se cotiza a alrededor de US$78 por barril, aproximadamente un 6% más que su mínimo reciente del 13 de diciembre.
En unas recientes declaraciones, uno de los gobernadores de la Reserva Federal, llamado Christopher Waller, señaló que si la inflación no muestra signos de rebote este año pero sigue siendo elevada, la Reserva Federal podría considerar aumentar el rango meta de inflación. Sin embargo, estas declaraciones son contradictorias con la mayoría de los gobernadores del Banco Central estadounidense, cuya meta central es llevar la inflación al rango meta del 2%, sin importar el costo para la economía. No obstante, los efectos para la economía de mantener altas las tasas de interés serían devastadores.
Por ejemplo, tasas de interés más altas se traducen en tasas más altas para las tarjetas de crédito de los estadounidenses, y esos saldos ya están alcanzando nuevos máximos históricos, revelando signos de preocupación para el consumidor estadounidense. Del mismo modo, las tasas de interés también afectan a los préstamos, que son importantes para la demanda de bienes duraderos como automóviles y viviendas. En consecuencia, también son importantes para los costos de la deuda del Gobierno federal y las empresas estadounidenses. En definitiva, esto significa una vida más difícil para las empresas que no pueden hacer frente a los altos costos de endeudamiento y, como resultado de este escenario adverso, no podrán permitirse el lujo de refinanciar préstamos a tasas más altas.
Finalmente, la teoría económica, en sus complejidades, nos explica los resultados ambiguos de iniciar una política monetaria expansiva en medio de un choque adverso en la inversión debido a las subidas de tasas. En el modelo macroeconómico IS-LM, la aplicación de una política monetaria expansiva en un escenario de choque adverso a la inversión presiona ambas curvas (IS y LM) hacia abajo, respectivamente. Por consiguiente, los efectos netos en la demanda agregada son ambiguos. Inicialmente, hay un aumento de la demanda agregada como resultado de una política monetaria expansiva que compensa en cierta medida el choque por el lado de la inversión. Esto trae como consecuencia que la producción y los niveles de precios aumenten antes de que la producción vuelva a su estado original cuando se disipen los efectos del estímulo monetario. En cuanto al desempleo, este caerá antes de regresar a su nivel original.
Ambas políticas presionan las tasas de interés real hacia abajo. A medida que el nivel de precios continúa aumentando, esto desplaza la curva LM hacia adentro, lo que se traduce en un aumento permanente de las tasas de interés reales, pero estas seguirían siendo más bajas. Adicionalmente, el efecto inicial en la inversión es ambiguo, ya que con un aumento de tasas aumentaría levemente por debajo de su nivel original. Por su parte, el ahorro nacional seguiría la misma trayectoria que la inversión, y el consumo aumentaría para luego disminuir nuevamente. Este modelo macroeconómico que aprendimos en la universidad puede servir de guía a los bancos centrales del mundo para no precipitarse en iniciar recortes de tasas de manera desmesurada, ya que la cura podría resultar peor que la enfermedad.