La inflación es un mal menor ante el desequilibrio de su economía

La inflación es un mal menor ante el desequilibrio de su economía

El dragón chino siente las llamas
Comentario Editorial

¿Debía darse un baño frío el dragón chino? Datos publicados recientemente indican que el riesgo de recalentamiento ya está ahí. La tasa de inflación de China alcanzó una altura de 10 años de 5.6% en julio, provocando el revoloteo de los halcones en el banco central. Un creciente excedente comercial también enmascaró un fuerte crecimiento en las importaciones en julio, que han subido 27% en lo que va de año. Sin embargo, los riesgos reales parten del hecho de que la economía china está desequilibrada de una manera preocupante.

El pico en la inflación por sí solo parece ser manejable. Se puede culpar a una epidemia en la población porcina, y de ahí los altos precios en la carne de cerdo, en parte. En verdad, dejando a un lado la reconocida importancia del sector alimentario, la inflación es menos de 1% al año. El aumento en las importaciones, también se le puede cargar parte de la culpa a los altos precios del petróleo; las importaciones de petróleo subieron 39% anual hasta el año que culminó en julio. Eso forma parte del problema chino: es tan grande la economía en estos días que todo lo que importa se vuelve más caro, mientras que todo lo que exporte se hace más barato.

En la medida que la economía de China se vuelve más orientad al mercado, las viejas herramientas de control y mando esgrimidas por las autoridades se vuelven menos eficaces. Las tasas de interés no pueden subir sin absorber más capital aún en un país que se está ahogando en la abundancia de capital, mientras que los controles cuantitativos sobre el préstamo bancario han conducido a todas las torpes distorsiones que uno pudiera esperar.

El capital barato, el subsidio de la energía, un préstamo bancario flojo para las empresas estatales y -gracias a la generosidad de las autoridades locales- tierras gratuitas, han desempeñado su papel, todos, en desviar la economía de China hacia la industria de capital intensivo. Esto es una perversión. La principal ansiedad política de China son los puestos de trabajo para las masas rurales y la creciente sub-clase urbana, sin embargo, las industrias de capital intensivo generan pocos de esos empleos. Y también consumen recursos naturales escasos.

Mientras tanto, los hogares chinos están recibiendo ingresos ridículos por sus ahorros, y en las áreas rurales tierra adentro la pobreza sigue extendida. El Banco para el Desarrollo de Asia tenía razón cuando recientemente e preocupó por la distribución del ingreso de China, el más desigual en Asia, junto al de Nepal.

Las recetas políticas son bien conocidas: un precio más realista para la energía y para el capital; reforma del sector empresarial estatal y reestructuración de los bancos; la liberación eventual de la cuenta de capital. Algún tipo de red de seguridad social va ser esencial, igualmente, si es que algo de lo anterior va a funcionar. Con solo leer la lista, se comprende lo compleja e interrelacionada que se han vuelto los desafíos a la política de China.

El crecimiento de China ha sido, y así se admite, el mayor éxito económico de todos los tiempos. Pero los próximos capítulos de esta historia feliz pudiera contener uno o dos giros argumentales.

VERSION AL ESPAÑOL IVÁN PÉREZ CARRIÓN

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