La informalidad que activa las invasiones a espacios públicos

La informalidad que activa las invasiones a espacios públicos

La venerada técnica de medir la pobreza “relativamente” en el país dice poco aunque los gobiernos se vanaglorien de reducirla haciéndose los que no ven que en términos absolutos la población marginada no para de crecer extendiéndose sobre una parte de ella las consecuencias de una insuficiencia de medidas que impulsen la integración con estímulos al desarrollo humano y a las inversiones. La desesperación por generar ingresos de la forma que sea suele romper límites si es que existieran. Popularmente se prefiere decir que la necesidad tiene cara de hereje.

Y en algunos casos, como ocurre con el creciente sector de empresas micro, pequeñas y medianas, pasar a la formalidad está parcialmente bloqueado por la rigidez de exigencias y restricciones para poder constituirse en unidades de producción y pagar impuestos. El año pasado, el 85.2% de ellas operaba sin adherirse a normas, de acuerdo a una reciente encuesta del Banco Central.

El peso específico de estas obsolescencias y de algunas inequidades lastran el desarrollo en determinados órdenes haciendo que se reciba el efecto secundario de erosiones al control de las autoridades sobre un tránsito de temeridades y caos y contra la ocupación de espacios que deben ser exclusivos para transeúntes, entre otros perjuicios urbanos.

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No hay para nadie cuando se deja expandir indoblegables las causas de la informalidad manifestada en una buhonería arrabalizante, desenfrenada conversión de las aceras en talleres y el uso desordenado e ilegal de motocicletas desde las que se insiste en permanecer como chivos sin ley, aun cuando en notables casos son usadas correctamente también por ciudadanos respetuosos de las normas.

EL LADO SOMBRÍO

El crecimiento de la economía recibe aprobación por todos lados y es atribuida a una combinación de factores estructurales y condiciones externas favorables que el Banco Mundial atribuye a una beneficiosa orientación hacia mercados al comenzar el decenio de los 90… pero está claro que no basta con crecer.

A la entidad le preocupa que “los motores del excepcional crecimiento estén llegando a sus límites por una baja expansión de la productividad en los últimos años”. Una debilidad que relaciona directamente a: “un insuficiente capital humano para atender las necesidades del sector empresarial, la ocurrencia de desastres relacionados con el cambio climático y las distorsiones de mercado, incluyendo la asignación poco eficiente de exenciones fiscales”. Pronunciamiento anterior a las actuales propuestas llevadas al debate nacional que abogan porque la reforma fiscal incluya la supresión de privilegios impositivos.

Se subraya en observaciones a la realidad dominicana que a pesar del crecimiento, varios sectores no generan empleos de calidad y las altas tasas de inflación que azotaron en los dos años anteriores al 2024 (de 8,8% y 4,8%) afectaron los medios de subsistencia de la población, principalmente a los más vulnerables, que son los que engrosan más la marginalidad con improvisaciones de negocios a “mano pelá” y la toma de timón de motocicletas aunque el relajamiento de las reglas atrae a gente con recursos que logra gran riqueza “submarina” al margen de regulaciones y sin rendir cuentas a nadie.

FALLAS EDUCATIVAS

República Dominicana pertenece a un subcontinente en el que cerca del 37% de adolescentes hasta la edad de 19 años abandona la escuela a lo largo del ciclo escolar y casi la mitad de ellos lo hace antes de completar la educación primaria, información aportada por el Banco de Desarrollo de América Latina. En términos locales al daño que causan al país las deserciones se suma la baja calidad de la enseñanza como parte del fracaso en instruir productivamente a la juventud. Con tal profundidad de causas estructurales que tras más de diez años de elevarse presupuestalmente (4%) la inversión pública en escuelas, maestros y alumnos, todavía siguen añorándose los buenos frutos.

El apartarse de aprendizajes tiene entre sus “motores” locales el embarazo precoz que como bien se lee en un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina: “compromete las oportunidades de desarrollo de las adolescentes, pues al desvincularse del sistema educativo se genera un obstáculo para la culminación de la educación formal, lo que consecuentemente repercute en desventajas en torno a la inserción laboral y productiva y aumenta la vulnerabilidad a la pobreza”. En los espacios usados en la capital dominicana y sus alrededores para buscar ingresos a través del subempleo suelen verse muchachas sumadas a la exclusión social que se apareja con la informalidad.

En el blog de una plataforma del internet suscrito por María Eugenia Miquilena y Edgar Lara se pone de relieve que: “la región de América Latina y el Caribe se caracteriza por tener la segunda tasa más alta en el mundo de fecundidad en adolescentes; alrededor del 15% de los embarazos pertenecen a mujeres/adolescentes menores de 20 años”. En República Dominicana era hasta hace poco de 19%, más alta que el promedio regional aunque, como bien indica CONANI, se percibe una tendencia a la baja: de 21.24%, en 2021 descendió a 19.83% y luego a 19% en el 2023.

En cifras redondas, el año pasado 23,070 adolescentes se aparecieron en sus casas con hinchazones ventrales, una cifra muy elevada que hace persistir preocupaciones. Provincialmente los embarazos precoces tuvieron alta incidencia en Peravia (Baní), San Cristóbal y La Romana, una contabilidad que no se extendió exhaustiva hacia zonas como la frontera, donde el sexo, seguramente, tienen menos contenciones culturales y el hambre acerca más a lo carnal, por raro que parezca.

A PASITO LENTO

Para la confederación que representa empresas de modestos recursos, Codopyme, sus afiliados constituyen un sector productivo que sigue siendo vulnerable como consecuencia de “las severas limitaciones a que están expuestos miles de trabajadores” aunque el Banco Central ha dado fe de que la informalidad laboral, propiamente dicho, ha descendido de 59% a 55.6% pero solo el 14.8% de los negocios se ha acogido a las reglas del Registro Nacional del Contribuyentes.

Sin embargo, al ministro de Trabajo, Luis Miguel de Camps, ha preferido resaltar lo que considera positivo, según comprobaciones por encuestas, que le llevan a calificar de histórico que el mercado laboral dominicano creciera en el primer trimestre del año a 4,941,183 personas contadas como colocadas en ocupaciones, lo que habría significado que en un año surgieron 172,443 nuevos empleos con la salvedad de que solo el 75% de ellos pertenecen a la formalidad. Lo que pregonó como una conquista “de la eficacia de las políticas laborales impulsadas por la administración del presidente Luis Abinader”. ¡Valga la cuña!

HACIA EL FUTURO

Signos de mejoría en la situación económico-social que no se pueden negar fueron aportados recientemente por el órgano especializado “el Dinero” en el sentido de que tras un 2020 de muchos jóvenes desocupados y alejados del sistema educativo (los llamados ninis) se habría producido en ellos una transición hacia el mercado laboral o ingresado a escuelas y colegios; a universidades y programas de capacitación técnico vocacional. No esgrió estadísticas para sustentar su afirmación.

Según una medición sectorial, hace dos años (2022) los jóvenes que habían salido de la marginación constituían el 13.4% de dominicanos comprendidos en las edades entre los 15 y 18 años viniendo de alarmantes porcentajes de exclusión juvenil. Sin embargo una mayoría de 54.6 de los recién insertados pertenecían al sexo femenino que no para de avanzar hacia actividades productivas aunque persista en su contra un tratamiento salarial inferior al que reciben los hombres.

El progreso se retrasa, evidentemente, porque, entre otros motivos, el sistema educativo estatal sigue en incapacidad de aportar al mercado laboral bachilleres con valor formativo agregado para los desafíos de la modernidad y la apreciación reiteradamente expuesta de que al país llegan inversionistas con portafolios que exponen perfiles de la mano de obra que se propondrían contratar y que por estos lados escasean lo que los mueve a dar marcha atrás. Indicación de que los trabajadores de alta calificación continúan como las muelas de gallina.