La informática y la piratería sepultarán al disco compacto

La informática y la piratería sepultarán al disco compacto

La música siempre ha tenido problemas para su reproducción popular. Primero fue el disco de acetato (long play), cuya invención tiene más de cien años y que fuera sustituido por el compacto a mediados de la década de los 80. Sin embargo, el sistema que ha perdurado a través de los años a nivel de música es el casete, por su duración, facilidad y calidad.

Hace unos meses, la edición número 38 del Mercado Internacional del Disco y la Edición Musical (MIDEM), celebrado en Cannes, Francia, sentenció a muerte al disco compacto, ante la oleada de la piratería y el modernismo que se proyecta con la música digital.

A pesar de las bajas ventas de los CD el año pasado y un incremento escandaloso de la violación de la propiedad intelectual en todo el mundo, la industria musical tiene aún esperanzas de salvación.

Y es que la tecnología apunta a que la música estará almacenada en forma digital en los discos duros de los ordenadores o en reproductores portátiles destinados para este fin, pero con la particularidad de que habrá que pagar para bajar la música de la red.

[b]Buscando soluciones[/b]

En Los Ángeles, Estados Unidos, la industria discográfica ha inventado hasta mensajes intimidatorios que le envían por Internet a los que intentan escuchar música de manera gratuita, o sea, a los piratas cibernéticos.

“No eres tan anónimo como crees y puedes ser fácilmente identificado”, reza uno de los mensajes instantáneos que la Asociación Estadounidense de la Industria Discográfica lanzó el año pasado.

“Cuando te saltas la ley, te arriesgas a las consecuencias legales. Hay una forma sencilla de evitarlo: no robes música”, dice otro envío.

Mientras tanto en Hamburgo, Alemania, con el propósito de evitar el creciente pirateo de música vía Internet y la consiguiente caída en las ventas, las grandes empresas discográficas están probando en comercios un nuevo sistema de venta de compactos, compuestos individualmente según el gusto del consumidor.

Sony Music y Universal Music están apoyando el invento de Martin Salzmann, un joven ingeniero electrónico de Luebeck (Alemania), que hace poco presentó oficialmente su ingenioso sistema de composición personal de los compactos.

Con ayuda de una mini computadora que el cliente recibe al ingresar en un comercio discográfico se pueden ir eligiendo los intérpretes y títulos favoritos. La oferta abarca unos 20.000 títulos y el cliente va marcando electrónicamente sus canciones preferidas y arma de esta manera su CD personal.

El precio del disco no es más alto que los normales, pues la persona puede almacenar en su compacto individual hasta un máximo de 14 títulos, a un costo de 99 centavos de euro por cada uno de ellos (cerca de 1.16 dólares). Además debe pagar dos euros (2.34 dólares como base por la materia prima como el compacto virgen, el copiado y el envoltorio).

La industria fonográfica alemana ve en el novedoso sistema una posible tabla de salvación para detener la caída de ingresos a causa del pirateo de música vía Internet. Desde hace dos años, el número de compactos piratas ha sobrepasado en Alemania las ventas legales.

Según el último informe global sobre piratería de software elaborado por IPR para BSA, el 47% de los productos informáticos profesionales que se consumen en un país como España es de factura ilegal, lo que en 2002 supuso unas pérdidas económicas para la industria del software de más de 97 millones de dólares.

Mientras tanto, las más grandes compañías discográficas están financiando el desarrollo de programas que pueden sabotear los ordenadores y las conexiones a Internet de quienes descarguen música “pirateada”, según publicó hace unos días el periódico estadounidense The New York Times.

[b]Historia del disco[/b]

Antes de la invención del disco de acetato o de pasta, las personas se reunían para “tocar música”. En países como Alemania era normal que en una familia el papá tocara el violín, la mamá el piano, el hijo el clarinete y la hija la flauta.

Los esclavos negros de los Estados Unidos después del trabajo cantaban en coro los famosos “Negros espirituales” que fueron el origen del jazz.

Al llegar el siglo XX aparecieron las vitrolas, aparatos en los que se podía escuchar música grabada. Fue el comienzo de una industria millonaria que revolucionó totalmente el concepto de la música y que permitió a los músicos del mundo dar a conocer sus composiciones a un mayor público y sobre todo a las personas que no tocan algún instrumento.

A mediados de los años 80 la industria discográfica mundial tiene grandes cambios: aparece el disco compacto, la tecnología digital reemplaza a la análoga, en el CD la calidad de sonido es perfecta, alcanza para más canciones, dura más tiempo y es más pequeño.

Los tocadiscos del mundo comenzaron a ser reemplazados por los CD player y en cuestión de tres o cuatros años la música se volvió compacta y el disco de acetato pasó a los museos, a tal punto que hoy en día es más fácil encontrar pruebas de vida en el planeta Marte que una aguja para un tocadiscos.

Pero la tecnología sigue avanzando y la sustitución de ese pequeño disco está al doblar la esquina y una de las razones principales es la piratería moderna, es decir por Internet, debido a los avances de la informática.

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