«La ingloriosa revolución»

«La ingloriosa revolución»

“Mucho más allá de la izquierda y la derecha, los hombres al frente de los países tienen que ser pragmáticos. Hay que tener mucho sentido común, esa es la mejor ideología”. Esa fue la filosofía que guió al ex presidente Uruguayo, Pepe Mujica, durante su paso por el poder. Paradójicamente, otrora guerrillero y socialista. Más que infantilismos ideológicos, Pepe comprendió que a la hora de un mandatario tomar decisiones se imponen los intereses Geopolíticos de la nación que representa.

Obama, no conforme con ocupar un sitial privilegiado en la historia universal por ser el primer Presidente negro de los EEUU; haciendo un gesto autocrítico, da un giro a unas turbulentas relaciones diplomáticas con Cuba, superando los muros ideológicos que aún dividen los dos regímenes políticos.

En su reciente visita a la Cuba de los Castros, reconoce que la política exterior de los EEUU  -hacia una Cuba que, embriagada en su euforia revolucionaria después de 1959, nacionalizó empresas y aceptó el establecimiento de bases nucleares soviéticas en su territorio- ha sido un fracaso. “Lo que estaba haciendo EEUU no funcionaba. Debemos tener el valor de reconocer esa verdad. Una política de aislamiento diseñada para la Guerra Fría no tenía mucho sentido en el siglo XXI. El embargo solo hacía daño al pueblo cubano en lugar de ayudarlo”.

Una actitud inesperada de un Imperio que por su voracidad económica penetró sin preservativos la soberanía de los pueblos de América. Disgregando países, generando golpes de Estado y con sus fuerzas militares atropellando la vida y los derechos humanos de las personas.

No obstante, los pueblos no pueden ahogarse en el mar de su pasado, como sostuvo el presidente Obama: «para llegar hasta aquí tuvimos que recorrer una gran distancia: derribar las barreras de la historia y la ideología”.

Es precisamente lo que le corresponde a quien en su momento representó el orgullo y la dignidad de los pueblos de América, Fidel Castro. Su reacción ante la alocución de Obama fue soberbia, de un hombre resentido, perdido en el laberinto de la historia, propia de sus momentos de gloria durante la Guerria Fría, un contexto histórico que debe ser superado.

Los Castros deben aprovechar esta oportunidad para hacer la transición de un régimen político unipartidista, dictatorial, hacia uno multipartidista, una democracia que conjugue la economía de mercado con los derechos sociales.

En el siglo XXI, la revolución es ingloriosa, Cuba necesita evolucionar hacia una nación que respete las libertades individuales, como decía el viejo Pepe: «La vida es porvenir, no es pasado, lo cual no quiere decir que el pasado no exista. El pasado existe, pero lo determinante es el futuro. Eso es lo que te da la capacidad de olvidar. Olvidar no, porque no olvidas un carajo. ¡Cómo mierda voy a olvidar por todo lo que pasé! El asunto es superar”.

 

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