La injusticia que ponía candidatas a perder elecciones

La injusticia que ponía candidatas a perder elecciones

Una deslealtad «de género» de la masculinidad política (el que hace la ley hace la trampa y ese parece ser el caso) permitía a las altas dirigencias partidarias dominicanas, usualmente de mayoría testicular, aplicar la regla que obliga a asignar el 40% de las candidaturas a las mujeres… pero reservando para ellas las ofertas electorales de las demarcaciones territoriales en las que el partido que hiciera el reparto tenía menos probabilidades de ganar. El disimulado mecanismo que permitía la exclusión antifeminista acaba de desaparecer en virtud de un fallo del Tribunal Constitucional, modificando un capítulo de la ley para que la llamada «cuota de género» se aplique por territorio, individualmente, en los que el activismo femenino podrá, de tú a tú en competencia con los machos, conquistar candidaturas hasta en un 40% en cada localidad. Antes, y en virtud de la Ley de Régimen Electoral con el contenido de un sospechoso bajadero, bastaba, para cumplir la regla, que la proporción entre hombres y mujeres postulados se midiera a nivel nacional.

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Se ocultaba la preferencia que los candidatos varones lograban para ofertarse mayoritarios al electorado en los lugares en los que tenían todas las de ganar. Fórmula maliciosa cuya anulación, batallada por tenaces liderazgos del sexo postergado, va a permitir la uniformidad en la búsqueda de cargos electivos. No habrá lágrimas; los hombres no lloran en público. Además, por un buen tiempo estuvieron comiendo con su dama… y de qué forma.

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