La innecesaria cesárea

La innecesaria cesárea

La Organización Mundial de la Salud (OMS)  desaconseja un número mayor del 10% de cesáreas entre la población, una cifra que se contradice con la realidad, ya que Estados Unidos  supera el 27% y en países como México, Chile y Brasil las tasas son incluso mayores, por lo que parece que este método sea, en la actualidad, la forma más natural de nacer.

 Contra esta teoría, un sector de profesionales pone en cuestión la facilidad con la que la medicina actual opta por este método e intenta devolver a la mujer la confianza en su cuerpo y ayudar a recuperar la dignidad del nacimiento del ser humano.

“El Parto es Nuestro” es la asociación creada por dos madres de familia en octubre del 2003, tras haber logrado un gran éxito en el foro virtual “apoyocesáreas”, con el deseo de que todas las mujeres tengan el parto respetado que merecen y para dar apoyo psicológico a las madres con cesáreas o partos traumáticos. La doctora Ivonne Olza (Lovaina, 1970), psiquiatra infantil, junto con su amiga Meritxell Vila, fueron las artífices de esta iniciativa, que contó con una avalancha  de correos electrónicos abonando sus teorías.

Unas teorías, reflejadas ahora en el libro ¿Nacer por cesárea? (Editorial Granica)  escrito a cuatro manos entre Ibone Olza y el ginecólogo  Enrique Lebrero Martínez (Madrid, 1954),  en el que acusan al colectivo médicos de programar muchas cesáreas “para organizar mejor su tiempo en función de su horario de consultas y asegurarse libertad en las noches y los fines de semana”, sin olvidar que ambos doctores apoyan las cesáreas necesarias, pero piden también que se vivan respetuosamente para las mujeres.

 “La cesárea es un invento maravilloso para dar a luz algunos bebés con problemas, pero es trágico que se convierta en una forma habitual de nacimiento”, asegura el ginecólogo francés Michel Odent, partidario de los partos naturales, frase  que tanto Olza como Lebrero suscriben en su totalidad.

Solo hay que utilizarla en algunos casos

Tanto la psiquiatra infantil Ibone Olza como Enrique Lebrero, promotor del colectivo “Acuario”, partidario del nacimiento sin violencia y cuya actividad desarrolla en partos domiciliarios o en “casas de partos” destacan  la “epidemia de innecesarias intervenciones” realizadas, como el más claro reflejo de la obstetricia moderna. “La intervención estrella de la cirugía , el verdadero salvavidas para los casos más graves, el mayor éxito de la cirugía moderna se ha convertido a su vez  en la mayor agresión para las madres y los niños cuando se practica de forma indiscriminada  y sin motivo o cuando se convierte en la única opción para solucionar el desaguisado de técnicas de obstetricia”.

 La inducción al parto, la rotura artificial de la bolsa, la estimulación sistemática con oxitocina o la monitorización electrónica fetal contínua, que solo debía utilizarse en unos cuantos casos son algunos de los ejemplos que estos médicos argumentan. EFE-Reportaje

 Brasil y chile a la cabeza de cesáreas

 Otra dura acusación que ambos doctores hacen a muchos de sus colegas es el tema económico, “ya que en la privada se gana más haciendo cesáreas y probablemente esta razón haya influído en países como Chile y Brasil, donde algunas clínicas llegan a tener hasta un 80% de ellas.

 Para estos doctores, los avances científicos del siglo XXI han producido un  efecto paradójico en la salud de las madres occidentales, ya que en los más prestigiosos hospitales del mundo occidental, ninguna sale del paritorio con  un corte en la vagina de mayor o menor tamaño o bien en el abdomen y muchas fracasan en el intento de amamantar a sus hijos por culpa de prácticas hospitalarias que entorpecen el inicio de la lactancia.

En 1981, en Brasil, se practicaban el 31% de cesáreas y un estudio de 1985 encontró distintas  razones para este significativo aumento: realizar una ligadura de trompas, decir que las mujeres no están preparadas psicológicamente para un parto vaginal, o  el culto al cuerpo de las mujeres brasileñas, que piensan que su función sexual se deteriora tras un parto vaginal, un concepto auspiciado por los propios médicos.

Y así, en segmentos determinados de la población, el número de cesáreas sigue aumentando, desde el 20% en bajos niveles económicos hasta un 60% en las clases sociales más pudientes.

Y, como últimos datos, comentar que una cesárea sin complicaciones cuesta más del doble que un parto normal y que, en España, un descenso del 1% en la tasa de cesáreas ahorraría más de cinco millones de euros, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.

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