Desde la llegada de Andrés Navarro al ministerio de educación, mostró el sano interés de sostener un acercamiento con la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), con lo que, yo, como ciudadano que observo desde la acera de en frente, no favorecí ni un solo segundo, puesto que, este gremio nunca ha obrado con las mismas intenciones que buscaba dialogar el ministro con los docentes.
Varios encuentros se efectuaron y hasta algunas acciones en conjunto (Ministerio-ADP) llegaron a emprenderse, y todo el mundo, con excepción mía, llegó a pensar que la institución gremial cambiaría por primera vez en años, cambiaría las calles por nuevos escenarios como metodología de lucha.
En la administración del pasado ministro, Carlos Amarante Baret, la ADP no tuvo cabida, ya que este marcó territorio, estableciendo claramente “ustedes allá y nosotros aquí”, fue lo que debió haber hecho el actual ministro, a quien los maestros, una vez acabada la luna de miel entre ambos, no le han dejado pasar por alto la más mínima de las medidas.
Andrés Navarro, ha demostrado ser un buen gerente, un funcionario de servicio, concertador, pero, sobre todo, una persona que no le teme a los cambios a pesar de la resistencia a ellos.
Evaluación, reconocimiento y formación de 20 mil docentes, saneamiento de la nómina, capacitación de directores de escuelas e implementación del plan de recuperación de la docencia. Asimismo, incentivos, aumento salarial y en estos momentos se lleva a cabo el proceso para la designación de directores regionales y distritales por méritos profesionales. Sin dudas, medidas revolucionarias en favor de los profesores y la mejora de la calidad educativa de la República Dominicana.
Estas iniciativas, poco o nada motivan al gremio, si partimos de la actitud tomada por sus miembros, y no es para menos, ya que la naturaleza de los maestros tradicionalmente ha sido luchar por aumentos salariales sin que le importe su rendimiento al alumnado en las aulas.
Desde la importante lucha por el 4% para la educación hasta la fecha, no se veía una ADP tan activa, lástima que solo se reclamen beneficios personales y no colectivos. De qué nos sirve tener maestros con sueldos lujosos, cuando no están pedagógicamente preparados. Ellos velan por la mejora de su calidad de vida, quién velará por la de nuestros estudiantes.
Navarro luce muy decido en transparentar, democratizar y despolitizar la educación dominicana, mientras que, la ADP mantiene la postura insaciable de “todo para ellos y nadie más”, un país que no recuerda la última vez que hubo un aumento general de salarios, tanto en el sector público como en el privado.