Basta una primera mirada al poblado de El Salado, Neiba, para explicarse la violenta aparición de leptospirosis en el lugar que causó dos muertes y obligó a hospitalizar a por lo menos otras 40 personas. Allí la pobreza extrema, la insalubridad que implica la ausencia de agua potable y la convivencia sin higiene con crianzas de cerdos, exponen permanentemente  a virus y parásitos a las 3,500 familias residentes.

El Salao, Galván, Baoruco. La pobreza extrema, el hacinamiento, la falta de instrucción y la diseminación de heces fecales son solo algunos de los componentes que habrían provocado la muerte de dos personas en esta comunidad.

Asimismo, el estado de insalubridad, la falta de agua potable, los pisos de tierra y las letrinas se han convertido en un potencial para el desarrollo de  enfermedades como la leptospirosis y las parasitosis.

 Perros enfermos por la escabiosis, gallinas, cerdos y chivos comparten el habitad de las 3,500 familias que conforman el distrito municipal de El Salado. Los cerdos y los perros esparcen enfermedades a niños descalzos y desnudos.

Dos personas murieron y casi 40 miembros de esta comunidad fueron hospitalizados, tras presentar fiebre, vómito, dolor de cabeza y sangrado. La mayoría de los ingresados ha mejorado luego de  aplicárseles tratamiento contra la tuberculosis. En Barahona fueron egresados seis niños, pero el miedo se ha apoderado de esta comunidad. Casi todos estuvieron en el hospital Jaime Mota.

La intervención

Aunque la situación de pobreza y olvido en que viven los moradores  desborda las responsabilidades de Salud Pública, equipos de epidemiólogos y salubristas intervinieron y hacen un levantamiento de todo lo que ocurrió para que dos personas murieran.

El director regional de Salud encabezaba ayer el equipo de epidemiólogos y salubristas enviados por Salud Pública. Se cree que Varios de los enfermos consumieron alimentos probablemente contaminados.

En el sitio reinan  marginalidad e indiferencia.     

Cierran escuelas

Tal es el miedo que ha cundido en la zona, que la escuela primaria de El Salado cerró sus puertas por temor a un contagio.

En la comunidad  se habla de que un muerto se llevó a otro, que fue brujería y los dimes y diretes corren por falta de información.

Los moradores de este distrito municipal aseguran que cuando sus hijos van a recibir clases al liceo de Galván, los rechazan, porque maestros y estudiantes los ven como si fueran a contaminarlos.

La comunidad también tiene letrinas, pero muchas de ellas no se usan y los médicos constataron que la insalubridad en casas y callejones está por doquier.

El polvo llena los cuerpecitos de niños desnudos y descalzos, mientras salubristas revisan la piel morena y descolorida de algunos adultos. En esta comunidad hay altos niveles de desnutrición.

El brote de leptospirosis está controlado en la comunidad, pero el miedo se ha apoderado de la gente.

bioanalistas y enfermeras de Salud Pública tomaban muestras de laboratorio y médicos pasantes atendían a niños y a adultos de la comunidad.

Los moradores de aquí reclaman su derecho a tener agua limpia. Se bañan  en una regola. La contaminación es evidente.

En esta comunidad, el 60 por ciento de las consultas corresponde a niños y a adultos con parasitosis e infecciones.