Como si fuera un virus que nos corroe pero sin olvidar que sucede de tanto en tanto cuando “escuecen” los ánimos en los mundos policiales, los vídeos y las denuncias que se reproducen en los últimos días muestran una clara escalada en los actos delictivos.
Aunque la Policía afirma ha disminuido en un 24% en el 2021 en comparación con el 2019, el año antes de la aparición de la pandemia, los números no son lindos: en los primeros ocho meses de este año se reportaron 5,993 casos de ratería, lo que incluye atracos, arrebatos, hurtos y roturas para robar cosas de poco valor en casas y edificios.
Si promediamos esos 5,993 casos tenemos que en realidad fueron 749 cada mes, 176 por semana y 24 diarios, es decir, uno cada hora.
Los números obligan a tomar medidas y el gobierno lo sabe, razón por la que el presidente Luis Abinader anunció que incluirán cinco mil agentes a la lucha contra la delincuencia (dos mil ahora y tres mil el próximo año), así como más vehículos para el patrullaje.
A la par de estas medidas, sin embargo, hay que reflexionar en lo que se debe hacer para resolver el verdadero problema que hay detrás de la delincuecia: la falta de oportunidades y la pobreza.