La insepultura de Trujillo

La insepultura de Trujillo

Al cumplirse este último 30 de mayo el 43 aniversario de la desaparición física del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, ninguno de sus grandes opositores han podido superarlo, y también su figura ronda por todo el contorno geográfico dominicano en referencia a las obras que construyó.

Añadir también que su figura es tema de debates entre gente común del pueblo, entre intelectuales que forman peñas del recuerdo y del saber, y en los reportajes de la prensa, y todo junto, hacen imposible la sepultura definitiva y absoluta de El Jefe.

Tanto así, que en lo concerniente a su desaparición física, sus opositores la catalogan de ajusticiamiento, mientras sus beneficiarios de asesinato, y así también los primeros califican su Era de dictadura y sus cortesanos gustadura.

Este último 30 de mayo, El Caribe realizó un reportaje entre los más desapasionados que he podido observar, porque con Trujillo, con el generalísimo, parece que pocos logran frenar la pasión y volcarse con objetividad respecto al hombre que fue el amo y señor del país, de horca y cuchillo, de mano durísima, pero que quiérase o no, ha sido el personaje de mayor incidencia y trascendencia en la historia republicana nuestra, sólo superado por el forjador de nuestra nacionalidad y Padre Supremo de la República, Juan Pablo Duarte Díez.

El Caribe ilustra, edifica, recrea, en relación a las estructuras físicas de la capital del país en siete referencias arquitectónicas que evocan la taumaturgia de El Jefe como forjador de un entorno nuevo, organizador indiscutible del moderno Estado dominicano, de sus cimientos industriales, del auge como nunca ni después hasta hoy, de la industria azucarera, del orden con educación cívica pero con la mano dura de la macana en el cocote, que, (ay! parece ser la manera más expedita en que los dominicanos solemos obedecer y entender un comportamiento comedido y civilizado.

La Cancillería, antes Estancia Ramfis, en homenaje al dige, la prenda, el tesoro afectivo superlativo en El Jefe, su hijo mayor varón, seguido por el parque en honor suyo, hoy Eugenio María de Hostos, el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, el puente Ramfis, hoy Duarte, la Feria de la Paz, hoy Centro de los Héroes que nadie llama así, sino La Feria, como nadie llama al Aeropuerto Internacional Las Américas como José Francisco Peña Gómez, que además no debió ser porque Peña no fue gobernante, sino simplemente: AILA.

Además la ergástula de torturas La 40, y los obeliscos macho y hembra de la avenida George Washington, que algún día tendrá que llamarse Juan Pablo Duarte, porque cuando el general Washington se desempeñó como el primer presidente de Estados Unidos, La Hispaniola era una posesión de España.

Pero El Jefe está presente en muchos otros lugares e instancias, como el Palacio de Bellas Artes, la Secretaría de Educación, el IDSS, el viejo aeropuerto de Punta Caucedo, en el ensanche Ozama, el primer sector residencial para clases sociales menores que se construyó en el país, así como la Maternidad La Altagracia y el contiguo Palacio de la Policía Nacional, creada por el 1936.

La creación de la Fuerza Aérea Dominicana, entonces Aviación Militar Dominicana (AMD) y la modernización del Ejército y la Marina de Guerra, son fastos inherentes a su cosecha constructora.

La más formidable infraestructura de regadío que incluye al único puente-canal de las Antillas, el de La Herradura, que aún presta servicios, es cosecha de El Jefe, y el cruce de razas bovinas y equinas como nunca antes ni después, y de gratis.

Pero también los más connotados intelectuales, escritores, poetas, músicos, pintores de todo el jalonar republicano y aún más atrás, no superados hasta hoy.

Las normas prudenciales en las erogaciones presupuestarias; la repulsa de Trujillo a los empréstitos internacionales; la creación del signo monetario dominicano y el Banco Agrícola, Reservas, Código de Trabajo, resumen y reúnen un conjunto que convida a reflexionar todo lo extenso que ha significado la reciente reconvención del notable escritor mexicano Carlos Fuentes en relación a las «nostalgias del absolutismo por la que se inclinan hoy los intelectuales latinoamericanos»…

Porque alude, sin referirlo, la contrapartida hórrida de crímenes y monopolio de las exacciones típicas en las tiranías.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas