La institucionalidad es el camino del PRD. Una respuesta a  Mariñez 

La institucionalidad es el camino del PRD. Una respuesta a  Mariñez 

Después de la derrota electoral, el PRD está en la obligación de hacer un alto en el camino, en interés de revisar los factores internos que determinan la incapacidad del partido para lograr la victoria desde el año 2000.

Es preciso comprender que aún están frescas las heridas causadas por la pérdida de las recientes elecciones, las que nos motivan a tomar acciones muy subjetivas e irreflexivas.

El problema de fondo pretendemos taparlo, unos echándole tierra a la traición que se implementó desde la presidencia del partido, en componenda con determinados dirigentes, justo en la recta final de la campaña, y otros, subestimando los errores que cometimos, tanto el candidato, como el ejército partidario.

Lo esencial, lo que ha determinado las derrotas, es que nuestro partido está atrapado por concepciones ideológicas y estratégicas desfasadas de la realidad, lo que motoriza a la militancia a acometer acciones irreflexivas, cuando no a repetir las mismas estrategias erráticas una y otra vez.

Compañero Julio Mariñez, el problema más grave aún es que ahora estamos enredados en las patas de los caballos y de frente tenemos dos caminos sin salida: de un lado el presidente del partido con los símbolos, pero sin gente, y del otro, todos los demás órganos de dirección con las bases, pero sin los símbolos.

Es decir, dos caminos sin salida, al menos que se esté pensando en hacer alianzas con otras fuerzas y colocar al PRD en un segundo plano, o en construir un nuevo partido.

La división del PRD es un crimen social y político que debemos evitar por encima de todas las contradicciones y dificultades, no para contemporizar con los actos de traición a lo interno del propio partido, tampoco con los errores que hemos cometido a lo largo del camino, sino para proporcionar un escenario donde compitamos con las ideas y los conceptos nuevos que estamos en la obligación de elaborar, a los fines de lanzarnos a la defensa y ampliación de la democracia, para hacer un papel digno y de altura de partido opositor ajustado a la realidad que vivimos, y encontrar los instrumentos teóricos y prácticos que nos alumbren el camino hacia la conquista del poder.

El camino de la unidad está en el diálogo interior, profundo, autocrítico y objetivo, en aras de conformar nuevas ideas y métodos que nos lleven a cambiar nuestro estilo de hacer política.

Una Comisión Mediadora, bien equilibrada, encabezada por tres representantes independientes de la sociedad, de reconocida vocación democrática y sentido de unidad, tres integrantes de ambas corrientes y un representante del ex presidente Ing. Hipólito Mejía y uno del Ing. Miguel Vargas, constituiría el primer paso con el objetivo de aperturar el diálogo, que nos permita pasar a la ofensiva y llegar a acuerdos a lo interno del partido.

El objetivo central es aperturar un proceso de revisión profundo de la historia y el accionar de la organización hasta desembocar en un Magno Congreso, caracterizado por el enfrentamiento de las ideas y los métodos de trabajo.

De hecho, Ing. Julio Mariñez, estamos ante un gran reto: tomamos el camino de renovar el partido y transformarlo en una institución que se coloque de cara al futuro, lo que conlleva una profundidad de análisis y la elaboración de nuevas estrategias, o seguimos hacia la  división, a sabiendas de que sería lo mismo que poner “La iglesia en manos de Lutero”.

Ante el peligro inminente de un control absoluto de todas las instancias del poder estatal bajo la autoridad del PLD, sin una fuerza partidaria que sirva de contrapeso, estamos obligados a propiciar la unidad, pero sobre la base de nuevos conceptos políticos, de valores como la integridad y la lealtad a la institucionalidad partidaria.

Tanto a ti, compañero Mariñez, como a la profesora Rosario Espinal les digo, que no hay otro camino que la institucionalidad partidaria de la mayor fuerza opositora: el Partido Revolucionario Dominicano.

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