La integración: asunto de arduo trabajo común

La integración: asunto de arduo trabajo común

Ciudad de Guatemala.- El tema de la integración forma parte de las agendas de  diversos espacios parlamentarios y de acuerdos multilaterales de carácter político, económico, social,  cultural y ambiental. Es un tema  de gran alcance que  involucra igualmente  a diversos actores. Como la palabra  “democracia”, integración es utilizada repetitivamente por actores vinculados a los espacios que la sustentan como si su resonancia garantizara el resultado de la intención y el compromiso. A veces quienes más la pronuncian son   menos integracionistas en sus discursos, prácticas y relación con los demás.

Para hablar de integración en su justo concepto es necesario conocer la ética y la moral políticas, respetar los derechos humanos, la unidad en la diversidad;  y tener la fortaleza ideológica suficiente para no  dejarnos  llevar por la emotividad y atraer a nuestros  interlocutores con la mera intención de complacerlos, ganarlos,  y obtener los resultados que nos proponemos, solo como proyección particular, en el marco del escenario en que nos desempeñamos. La integración es asunto de arduo  trabajo, a favor de sus reales y verdaderos  beneficiarios, que para el caso de Centroamérica Itsmica e Insular, son los pueblos centroamericanos y caribeños, y consecuentemente los demás pueblos del mundo.

Es  la  tarea suprema  del  Sistema de la Integración Centroamericana-SICA-, y su órgano político, el Parlamento Centroamericano-PARLACEN- cuyo Tratado Constitutivo lo define como un órgano regional y permanente de representación política y democrática del SICA, con el objetivo fundamental de realizar la integración de Centroamérica para consolidarla como Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo. 

Desde este espacio político se desarrolla un trabajo de auténtica representación, por hombres y mujeres dignos, que han entendido la responsabilidad  que les corresponde, a contrapeso de críticas  infundadas, mayormente por desconocimiento del rol de  esta institución regional. Y, por ciertas conductas particulares, sin importar la función máxima que desempeñen, llevando  confusión a la opinión pública. No debemos perder de vista que la integración es de doble vía, desde dentro hacia fuera y viceversa, tanto a nivel de las instituciones vinculadas como de los Estados, respetando las realidades particulares. Y demanda propiciar y apoyar la más amplia participación política de los pueblos en el proceso de integración regional.

Quien no comprenda y asuma este concepto en su amplitud, en la teoría y práctica,  no puede ser un actor clave en materia de la integración, que además implica contribuir a fortalecer la plena vigencia del derecho comunitario y el derecho internacional.  Actualmente, pese al avance,  es necesario reasumir un fortalecimiento en el proceso de la integración Centroamericana y  República Dominicana, por diversas razones que tomaría tiempo desglosar y analizar.

Si bien hay varios aspectos puntuales en los que se ha  avanzado, existen debilidades  en cuestiones esenciales que impiden se visibilice  ese avance con retorno hacia los Estados y naciones.

Urge mirar hacia la ejecución de los mandatos de los  presidentes y la dinámica de sus agendas; urge mirar hacia la conformación, juramentación y funcionalidad  de órganos del SICA; y las sinergias institucionales tendentes a una dinámica integracionista efectiva. Urge identificar las diferencias y avanzar en las coincidencias. Urge que los partidos políticos vinculen sus estructuras al  tema de la integración; que las Conferencias de Partidos Políticos de Centroamérica y el Caribe, celebradas cada año, desde 1991,   no  queden en una simple declaración de buenas intenciones, y facilite  reasumir la integración como un asunto de arduo trabajo común. 

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