Podría alguien explicar en qué condición se encuentra el periodismo dominicano en estos momentos.

¿A quién puede uno ver, leer y escuchar para orientarse con relación a los hechos reales y sin que medie la parcialidad, la manipulación y la compra de conciencia?

Este martes el periodista y escritor Miguel Guerrero hizo una reflexión sobre este tema, que llamó profundamente la atención.

Decía que el periodista no debe estar comprometido absolutamente con nadie, incluyendo a la religión.

Según su criterio, esto es lo que permite mantener una actitud independiente, neutral y objetiva a la hora de tener que tratar los hechos.

Es una declaración elemental escuchada desde los mismos inicios de formación de los comunicadores.

Sin embargo, esto que aparentemente suena sencillo hoy luce extraño en un país donde impera el afán por el dinero, el lujo, el poder y los placeres.

Esta es una situación difícil de demostrar porque ningún medio y ningún periodista se atreve a meterse con lo que los otros hacen.

Hay medios, periodistas y espacios que hace tiempo abandonaron la misión de informar y estar comprometidos con la verdad y con el pueblo.

Pero son los ciudadanos mismos quienes deben tener la capacidad para detectar esta situación perjudicial porque sus actuaciones pasan como si nada ocurriera.

Salvo las excepciones, es evidente que el periodismo dominicano está pasando por una etapa crítica. Guerrero afirmaba que los comunicadores que guardan su dignidad, se constituyen en una especie de llaneros solitarios, algo a lo que le teme mucha gente.

Es bueno tener amigos en las altas instancias del poder y tener a quién llamar en momentos cuando se necesita de algo. A un país no le espera nada bueno cuando la prensa se doblega ante el mejor postor.