POR LEÓN DAVID
1- Ofréceme un juicio general y sintético sobre la intelectualidad dominicana contemporánea.
-Luego de los temblores y estremecimientos ideológicos de las últimas dos décadas producidos por cierta elite resistente del pensamiento europeo, caribeño, latinoamericano, asiático, africano y de contornos subcontinentales de la India y Australia, el estatuto intelectual ha cambiado de manera convincente a los usos de creación y transformación de la cultura, la política, la literatura y otras mediaciones socioculturales. Cierta intelectualidad dominicana (¡la que conocemos muy bien!) se ha mantenido adherida, aterida a los moldes y apetencias de la desinformación teórica y crítica, mientras que desde otro horizonte y desde otro fenómeno de reconocimiento, surgen nuevas mentalidades críticas; jóvenes pensadores que quieren dialogar con otros espacios intelectuales multiculturales a través del ensayo, la novela, la poesía, el teatro, el testimonio, el cuento y otras fórmulas textuales. Contemporaneidad y postcontemporaneidad constituyen en el ámbito nuestro, una ligera tensión de los significados culturales, de suerte que la noción de intelectual en la República Dominicana de hoy se asume desde esa tensión interna de las mentalidades a la que me he referido, y, sobre todo, a la dialéctica de la cultura que he explicado, mostrado y formulado en mis obras La Ideología Rota, El Espacio de los Signos, La Identidad Negada y Literatura Dominicana y Memoria Cultural.
2-¿En el campo del pensamiento dominicano, quiénes crees tú que han sido las figuras más representativas del siglo pasado, y por qué?
-Aunque no existe nominalmente una filosofía dominicana, sí existen pensadores y filósofos dominicanos independientes. En el pasado hemos tenido pensadores importantes desde el Período Republicano: Alejandro Angulo Guridi. MÁs tarde, Federico García Godoy, José Ramón López, Pedro Francisco Bonó, Manuel de Jesús Peña y Reynoso, Manuel Arturo Peña Batlle, Joaquín Balaguer, Juan Bosch, Andrés Avelino, Juan Francisco Sánchez, Gilberto Sánchez Lustrino, Juan Isidro Jiménez-Grullón y otros. Entendemos que lo representativo de estos autores está precisamente ligado a cómo han pensado la República Dominicana de su tiempo. Me niego a colocarle apellidos a estos y otros pensadores del pasado, porque el adjetivo o apellido representaría un obstáculo para mi interpretación. Vivimos de elucubraciones y nominaciones: pesimismo dominicano, vitalismo dominicano, racismo dominicano, gregarismo_ Creo que por esa ruta, el pensar y el pensamiento dominicanos lo único que logran es su estancamiento y no su dialéctica; los lugares comunes de la doxa, y no justamente lo que desean las nuevas mentalidades críticas: su movimiento y razón.
3-¿Existe un vínculo entre la poesía y la reflexión filosófica? ¿Cuál?
Desde la poíesis y el poien griegos y la religión dionisíaca, la coralidad del registro histórico y creacional se ha manifestado a través de la relación entre poesía y filosofía.
-Se trata de asimilar naturaleza, teurgia y logos al movimiento interno de la Sophia y la hermeneusis, esto es, de la sabiduría esencial y la interpretación. En el Renacimiento encontramos las voces del pensar y el logos fundamental en el Neoplatonismo de Marsilio Ficino y el círculo de Lorenzo El Magnífico, pero también en la filosofía y la poesía de Dante. Este campo de visión entra en línea puntual a una modernidad que encontramos en Milton, William Blake y Shakespeare, pero también, en La Atlántida y en el Ars Magna de Bacon. Hölderlin, Novalis, Schiller, Jakob Boehme y Goethe intuyeron el vínculo entre filosofía y poesía como una nueva esperanza del pensamiento en la modernidad. Los místicos y románticos alemanes impulsaron el encuentro entre poesía-filosofía-teología en base a un encuentro con el ser, la nada y la creación que se unificó en la página abierta al poema y el pensamiento. El logos fundante se impuso mediante la dialéctica entre Dictung und Warheit, esto es, poesía y verdad en el ámbito de la memoria, tal como se puede leer y entender en Goethe y Novalis.
4- ¿Cuál es la importancia de la teoría literaria en la actualidad?
-En la actualidad se ha producido un giro en la teoría literaria que supera todo lo que en dicha materia o disciplina hemos discutido en el país en los años 70, 80 y 90. La teoría literaria tiene hoy un asiento conjuntista y multidisciplinario. Todo lo cual implica una superación de lo que se ha imitado, plagiado, vociferado y repetido mecánicamente en nuestro país.
Las teorías sobre la nueva ficción, el canon literario, las nuevas orientaciones en literatura comparada, la importante y fundamental teoría de los polisistemas iniciada por el teórico de Tel Aviv I. Even – Zohar; nuevos espacios teóricos tales como los Estudios Culturales, las teorías de lo fantástico, la influencia de los neoaristotélicos de Chicago, la semiótica de la cultura, la deconstrucción, la relación literaturacibercultura y nuevas teorías de la historia literaria; la teoría de la encrucijada de los signos, la poética de la escuela de Chicago, al igual que el registro propiciado por la tematología comparatista, los estudios de metaficción, la pragmática del discurso lírico orientada hacia lector y la teoría de los espacios verbales y visuales en el contexto de la literatura, producen hoy ese giro teórico-literario necesario para toda útil y concentrada visión dirigida a favor del llamado hecho literario.
5- ¿Qué es un crítico cultural, artístico y literario y qué función debe éste cumplir?
-Un crítico cultural, literario y artístico debe ser un sujeto comprometido con su quehacer sociocultural y teórico-literario. El crítico debe ser hoy un sujeto multicultural y multidisciplinario que asegure planteamientos, ideas, técnicas comprensivas, explicaciones direccionales sobre los productos intelectuales que ofrece la cultura de nuestros días y sobre la cultura llamada del pasado. La función del crítico debe ser aspectual y funcional, en la medida en que éste participa y particulariza la producción sensible y racional de conocimientos a través de operaciones analíticas y cognoscitivas. Todo lo cual puede orientar a los nuevos públicos y reconocer desde la crítica los lenguajes de producción, interpretación y comprensión de la cultura, el arte, la literatura, la política y otros espacios de conocimiento y socialización.
6- ¿Cómo juzgas la crítica literaria que hoy se hace en nuestro país?
-A menudo, discuto sobre estos problemas con amigos resistentes que se han planteado la problemática de una crítica filosófica y literaria abierta al saber y no dogmática ni repetitiva. Con Luis Brea Franco, Armando Almánzar Botello, Plinio Chahín, Manuel Matos Moquete, Héctor Miolán, Ilonka Nacidit-Perdomo, Francisco García, Basilio Belliard, Fidel Munnigh, César Zapata, Radhamés Polanco, Pura Emeterio Rondón, Wilfredo Lozano, Franklin Franco y otros, trato algunos aspectos y particularidades de la crítica literaria, histórica y cultural en el país. Pero también, junto a algunos de ellos me he trazado un marco epistemológico de la Teoría desde una crítica abierta al debate sobre contextos y textos que producen un determinado saber y sentido en, y, desde la cultura-sociedad dominicana. La crítica literaria que se lleva a cabo en nuestro país es un aún bastante débil, debido a que el camino que algunos divulgadores, ¨difusores¨ y ¨repetidores¨ de academias europeas nos quisieron imponer fue bastante infructuoso en muchos casos. Sin embargo, nuevas voces críticas se alejaron a tiempo de esos llamados críticos y escritos críticos desperfilados, que se vendieron en el país so pretexto de representar el pensamiento francés contemporáneo. Por suerte, hemos despertado a tiempo y hemos logrado en parte romper ese falso vidrio de cierta ideología literaria y cultural que no fue más que un uso social en el país.
7-¿Quién es Odalís Pérez?
-Un sujeto social, un muchacho, que cada día quiere ofrecerle a su medio una esperanza de pensamiento a través de su práctica intelectual y crítica. Que desea movilizar una visión multidisciplinaria en el contexto de una pedagogía crítica, instituida en el marco de una necesidad teórico-práctica que poco a poco se va convirtiendo en una filosofía, en un quehacer comprensivo de los diversos discursos, mundos reales e imaginarios que cobran valor en el espacio de la cultura dominicana, en un plano de visibilidades e invisibilidades reales y posibles.