Ya desde la primera votación en la tarde del 12 de marzo de 2013 en la Capilla Sixtina, saltó la sorpresa- el arzobispo de Milán, Angelo Scola, favorito en las quinielas de los papables, era el más votado con 30 papeletas, pero muchas menos de las que se esperaba.
El segundo con 26 votos era Jorge Bergoglio. Cómo se llegó a este, para muchos, sorprendente resultado, las cenas, reuniones e intrigas tras la que al final salió elegido el arzobispo de Buenos Aires, lo cuenta con rigor periodístico y fuentes que desvelaron el secreto del cónclave el periodista irlandés Gerard O’Connell en su libro– “La elección del papa Francisco- un relato íntimo del cónclave que cambió la historia».
En forma de diario, el corresponsal en Roma de la revista de la Compañía de Jesús, America Magazine, relata la intrahistoria de este cónclave en el que influyeron cenas secretas, “fake news” (noticias falsas) sobre la salud de Bergoglio y el gesto altruista y decisivo del cardenal Scola.
En la reconstrucción de aquellos frenéticos días, O’Connel reporta cómo los periódicos italianos estaban seguros que Scola entraba en la Capilla Sixtina con cerca 40 votos.
Sin embargo el veterano vaticanista explica que durante las congregaciones generales, las reuniones de todo el colegio cardenalicio antes del cónclave, “un sentimiento anti-italiano parecía haber comenzado a surgir entre algunos cardenales extranjeros que se dieron cuenta de que casi todos los actores involucrados en el escándalo de Vatileaks eran italianos».
O’Connel revela que hasta el 9 de marzo cuando tocó el turno del discurso de Bergoglio nadie “había hablado hasta ahora de él».
“La inolvidable intervención en español de tres minutos y medio lo catapultó a la pantalla del radar de muchos electores”, asegura el autor.
Otra pregunta que surgía en las reuniones previas entre los purpurados era- ¿Necesitamos otro italiano? ¿Necesitamos otro papa teólogo?, escribe.
De vital importancia para la elección del arzobispo argentino fue la cena secreta que el cardenal Attilio Nicora, que lideraba el grupo anti Scola, celebró en sus casa justo antes de que iniciase el cónclave con 15 o más purpurados latinoamericanos, europeos y asiáticos a quienes convenció de apoyar al Bergoglio, cuenta el vaticanista.
Ya dentro de la Capilla Síxtina, en total aislamiento, según ha podido reconstruir O’Connel, el resultado de la primera votación del cónclave fue de 30 votos para Scola, el preferido de Ratzinger, lejos de los cuarenta que muchos se esperaban.
El segundo fue Bergoglio elegido por 26 purpurados y el tercero fue el canadiense Marc Ouellet seguido por el estadounidense Sean Patrick O’Malley con 10 y el brasileño Odilo Pedro Scherer, otro de los papables, quedó en 4. Uno de los cardenales había escrito mal el nombre de Bergoglio en la papeleta y tuvo que ser anulada, por lo que el arzobispo de Buenos Aires habría conseguido 27 votos.
Tras la primera noche de reuniones en la residencia de Santa Marta, en el segundo escrutinio Bergoglio superó a Scola y conquistó 45 votos.
En el almuerzo en Santa Marta algunos cardenales que no querían al jesuita empezaron a difundir que al arzobispo de Buenos Aires le faltaba un pulmón y que no estaba bien de salud.
Cuenta el libro que incluso el español Santos Abril y Castelló se dirigió directamente a Bergoglio durante esa comida para aclarar sus dudas.
El autor revela que después de la tercera esta votación en la que Bergoglio llegó a 56, ante los 41 votos del cardenal italiano, “Scola se quedó atrás con un grupo de cardenales italianos que lo estaban apoyando, incluyendo a Bagnasco, Caffarra y Betori”, y les dijo que votasen por el cardenal argentino.
El 13 de marzo por la mañana, los 115 electores volvieron a votar. El resultado fue- Bergoglio, 45 votos; Scola, 38; Marc Ouellet, 24 y en la cuarta elección de la tarde, el arzobispo de Buenos Aires se acercó a los 77 votos necesarios para ser electo.
Otra curiosidad de este cónclave es que la quinta votación debió anularse porque la papeleta de un cardenal quedó pegada a otra y se celebró inmediatamente otra votación en la que finalmente Francisco consiguió 85 votos. Scola quedó con 20; Ouellet, con 8, y Agostino Vallini, con 2.
En la Capilla Sixtina se oyó un fuerte aplauso tras el que Bergoglio se levantó y fue a darle un abrazo a Scola. Su amigo, el brasileño Claudio Hummes se abalanzó sobre él y le susurró- “Acuérdate de los pobres»