Por MARIO MÉNDEZ
Una revisión de las cuentas nacionales del país revela que el consumo ha estado creciendo fuertemente, impulsado por el consumo privado, mientras que la inversión se ha mantenido relativamente rezagada. De acuerdos a las cifras disponibles, en vez de aumentar como proporción del Producto Interno Bruto real, a precios de 1970, ha bajado.

Esto así porque la inversión bruta, que representaba el 32 por ciento del PIB real a precios de 1970 en el 2002, bajó a 28.9 por ciento en el 2003, a 27 por ciento en el 2004 y se mantuvo en 27 por ciento en el 2005.

Esto quiere decir que el crecimiento económico registrado en el 2005 fue impulsado por el crecimiento del consumo privado, ya que el consumo público se mantuvo prácticamente constante.

A precios de 1970, la inversión bruta interna fue de RD$2,337 millones  en el 2002, cuando el Producto Interno Bruto real alcanzó la cifra de RD$7,217 millones.

En el año 2003, la inversión bruta interna, a precios de 1970, sumó 2,046 millones, en tanto que el PIB real ascendió a RD$7,082 millones.

Asimismo, en el año 2004, la inversión bruta interna, también a precios de 1970, sumó RD$1,921 millones mientras que el PIB real alcanzó la cifra de RD$7,220 millones.

En el año 2005, el nivel de la inversión bruta interna a precios de 1970 fue de RD$2,118 millones, en tanto que el PIB real fue de RD$7,889 millones.

En cambio, el consumo privado, a precios de 1970, pasó de RD$5,545 millones en el 2002, a RD$4,968 millones en el 2003, a RD$5,062 millones en el 2004 y a RD$5,783 millones en el 2005.

Uno de los problemas que afectan a los países de América Latina es su bajo nivel de ahorro y consecuentemente de inversión a largo plazo, lo cual dificulta mejorar la competitividad de sus economías a través de inversiones a largo plazo.

Mientras los países de América Latina sólo dedica el equivalente al 18% de su PIB al ahorro interno, en otras regiones ese porcentaje llega a superar el 30%.

Para cambiar esa situación, se hace necesario crear el marco institucional para fomentar el ahorro.

Eso conlleva a reformas en los sistemas financieros, un mejor funcionamiento de los mecanismos de fondos de pensiones y un buen manejo fiscal, porque parte de los problemas de ahorro muchas veces se originan por situaciones fiscales débiles de los países, no sólo por limitaciones en los ingresos, sino también por políticas inadecuadas de gasto público.