Por una muy gentil invitación de la doctora María Zunilda Núñez, Directora del Centro de Investigaciones Biomédicas y Clínicas del Hospital José María Cabral y Báez y el Metropolitano de Santiago, trabajadora sin descanso por el crecimiento de la medicina científica en el país, amablemente nos dispensa el gran honor para que nosotros  presentemos una ponencia expresando el sentir de la Academia de Ciencias en el 1er.

Seminario Internacional de Investigación de la Salud, a celebrarse en Santiago, en la PUCMM, el martes 11 de Junio.

“Estrategias para el avance de la investigación Biomédica en la República Dominicana” es el título de nuestra disertación en la actividad, que es co-auspiciada por los Ministerios de Ciencia y Tecnología, de Salud Pública y nuestra propia Academia de Ciencias. Al recibir la benévola invitación de la Dra. Núñez, colegiada de número de la Academia, hice algunas reflexiones que quiero compartir con mis amables lectores.

Vivimos un mundo extraño, caracterizado por cambios muy profundos e irreversibles que se producen en el espacio de la vida humana.

Vivimos en una época en que nuestros conocimientos  y compresión del mundo, de la naturaleza, se hacen cada vez más amplios y profundos, a una velocidad sin precedentes, y donde los problemas que suscita la aplicación de este conocimiento a las necesidades y aspiraciones del hombre resultan nuevos y se hallan solo escasamente iluminados por nuestra historia pasada.

Las ideas del progreso humano van  en la misma dirección del progreso científico, pues no es más que el conocimiento de los hechos, comprensión de la naturaleza, el conocimiento de la práctica, la tecnología, aprender cómo hacer las cosas, nos lleva a un mundo cada vez mejor en términos de confort y longevidad.

Pero ¿dónde queda el “hombre” en este cambiante mundo tecnológico, en esta acelerada revolución que se inició a fines de la  Edad Media y principios del Renacimiento, de comienzos lentos pero hoy somos testigos de una actividad inusitada del genio inventivo del hombre  actual donde más que nunca las ciencias producen cambios en nuestro diario vivir? “La ciencia es un artículo de primera necesidad para un pueblo, es un alimento básico de la colectividad para poder construir el futuro, para poder hacer investigación e innovación, para poder producir, y la divulgación científica es un alimento de la sociedad para construir una democracia auténtica” señalaba en una entrevista Ramón Núñez, director del Museo de Ciencia y Tecnología español.

En el pasado reciente algunos científicos consiguieron instalarse en la cómoda creencia de que la  aplicación de la ciencia conduciría automáticamente a  una segura mejoría del bienestar humano. Esta idea se inicia  con los juicios de  Sir Francis Bacon, filósofo inglés de  tiempos victorianos; sus obras ejercieron una influencia decisiva en el desarrollo del método científico. La actividad científica está obligada hoy a hacerse conectada con la sociedad a la cual se debe. Partiendo siempre de la premisa de que la ciencia es una condición necesaria pero no suficiente para promover los cambios.

Los investigadores trabajan para que la mejor evidencia científica sirva de apoyo a las mejores decisiones de los gobernantes, los planificadores y responsables de la salud, la industria farmacéutica y la ciudadanía en general. Corresponde a la Bio  médica más que a ninguna otra ciencia dar respuestas al real bienestar global  del “hombre tecnologicum”.