La ira ¿Cómo manejarla?

La ira ¿Cómo manejarla?

Todo ser humano en algún momento ha experimentado un episodio de ira.
Pero… ¿qué pasa cuando esta condición se apodera de la persona y las circunstancias?

Para responder esta pregunta consultamos a la médica psiquiatra, especialista en manejo en violencia intrafamiliar y dependencia de sustancia, Leidy Batista, quien afirma que la ira es una de las emociones básicas del ser humano, en su justa medida, ya que permite que las personas puedan responder ante una situación de peligro, desagrado o malestar.

“La ira es parte de las emociones instintivas que permiten nuestra autoconservación, prepara el cuerpo y la mente para la acción, siendo una forma de reacción y respuesta que nos permite enfrentar las amenazas”, explica la psiquiatra.

Comenta además que las personas suelen sentir ira ante la percepción de daño o sentimientos de injusticia y frustración.

Aunque exhorta al adecuado control y manejo de las emociones, por ser de vital importancia para convivir en un clima de armonía y respeto con los demás.

¿Cómo se manifiesta este estado emocional? La especialista aclara que la ira puede manifestarse de manera interna, externa, episódica o recurrente; las experiencias estresantes y desagradables pueden dar lugar a cualquiera de estas formas de manifestaciones de ira.

Internamente se experimentan sentimientos de frustración, venganza, sensación de injusticia, que puede ser reprimida o provocar una respuesta externa, el estar sometidos constantemente a experiencias negativas.

Efectos sobre la salud de la ira. La médica advierte que la experimentación de ira sostenida, sea esta reprimida o expresada, genera cambios físicos y psíquicos. Las personas que constantemente están airadas, presentan mayor aumento de la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, dolor o sensación de opresión en el pecho, aumentando el riesgo de enfermedades coronarias, sostiene Batista.

Cita además, que las personas que presentan ira constantemente suelen presentar dificultad para respirar, aumento del flujo sanguíneo y los niveles de azúcar en sangre y así como la liberación de adrenalina; cefaleas, insomnio, alteraciones gastrointestinales, como constipación, náuseas y diarreas, considerando también que son más susceptibles a presentar depresión, ansiedad , así como disfunción cognitiva y del control de los impulsos, lo que aumenta el riesgo de eventos violentos, señala la doctora Batista.

¿Quiénes son más propensos a sentir ira? Las personas con características de baja autoestima, poca tolerancia a la frustración, impacientes, conducta soberbia y egocéntrica, baja madurez emocional, rasgos ansiosos, depresivos o narcisistas, son más proclives a un comportamiento regido por la ira, por su incapacidad de conectar con sus propias emociones y expresarlas de una manera saludable, indica la profesional.

Consecuencias de la ira. “ Las personas iracundas generan un clima de tensión constante a su alrededor, su conducta impulsiva, a la defensiva y con poca asertividad, promueven un ambiente de temor, rechazo, violencia, aislamiento, relaciones superficiales y conflictivas, así como soledad, culpa y resentimiento”, especifica la médica.

Entre las víctimas de esta conducta se encuentran personas como la pareja, hijos, amigos y compañeros de trabajo, concluye.

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