La irracionalidad del crecimiento de 9.6%

La irracionalidad del crecimiento de 9.6%

POR ARTURO MARTÍNEZ M.
El gobierno hizo dos anuncios: que la economía había crecido 9.6% en el 2005 y que los dominicanos somos más ricos, porque el ingreso percápita en dólares había aumentado.

Noticias para celebrar, porque no fue cualquier cosa lo que dijo el gobierno, pero resulta que poca gente tomó en serio los anuncios; un fuerte indicador de que se ha deplomado la credibilidad. Más bien se pasó a la burla: «¿ Dónde está lo mío que no lo veo?. Mira, estuve sin empleo en el 2005 y el gobierno dice que soy más rico»;, «¿ Tú sabías que en crecimiento competimos con China?», fueron algunos de los comentarios que se repitieron en las calles.

Pero lo peor es que el mismo gobierno no cree en sus anuncios, al igual que el público está consciente de que sus números son absurdos, por lo que no tiene otra explicación el que esté buscando la aprobación en el Congreso Nacional de un nuevo arancel, asegurando que el presupuesto necesita siete mil millones de pesos más, en lugar de cobrar a las compañías de comunicaciones la suma de RD$37.0 mil millones de pesos y RD$29.0 mil millones de pesos al sector comercio, sólo por ITBIS cobrado y no entregado a la DGII.

No lo puede cobrar, sabe que son puras ficciones los anuncios acerca del crecimiento de la economía y del aumento del ingreso per cápita.

La realidad es que el gobierno se equivocó, pretendió impactar políticamente y lo que obtuvo fue rechazo y mofa del público. Olvidemos la pretensión política del gobierno, y pasemos a discutir la pregunta que se hacen algunos intelectuales, de por qué a los economistas oficiales les resulta tan difícil explicar lo que pasó en la economía, si hasta noviembre del 2005 el pueblo sintió recesión. Como la inquietud toca lo casuístico, antes de presentar la aritmética de los impuestos que el gobierno debe cobrar, paso a demostrar la inconsistencia del dato de crecimiento.

Lo primero que diría es que al estudiante de Economía se le repite que las cifras ponen a prueba el grado de coherencia y consistencia de sus autores, al tiempo de remachar la imperfección de la metodología de cálculo del PIB y del dato de crecimiento. También que existe una relación positiva, o como dirían los mismos economistas, una relación elástica, entre imperfección de la metodología y el grado de politicidad del país; mientras más político es el país, mayor es la imperfección de la metodología que se aplica para llegar al crecimiento.

Claro, así también se aleja la posibilidad de lograr el propósito que se tiene con el cálculo del valor agregado de la economía, que es presentar un cuadro lo más creíble posible, presentar lo que pasó y no lo que el economista y el político quieren presentar como que pasó. Si el problema con los datos, con las fuentes, que siempre está presente por motivos políticos se agrava y se suma el metodológico, no hay manera de evitar que los resultados sean vistos como engañosos, y que el público los rechace, como sucedió con el crecimiento del 9.6%. En cambio, si es involuntario el empeoramiento del problema de los datos y de las fuentes, para buscar credibilidad se recomienda al economista ser honesto, dejando abierta las posibilidades de discutir puntos de vista opuestos, y jamás exponerse y decir que tiene la verdad absoluta, que «este es el resultado» y punto.

Los economistas que hoy utiliza el gobierno tienen experiencia en la construcción y manejo de los números, saben que son de laboratorio y que antes de exponerlos al público, deben ser sometidos al debido «control». El hombre de ciencia lo hace desde hace cientos de años. El botánico, por ejemplo, puede saber el impacto del fertilizante en el peso y calidad de la cebolla, divide su parcela en dos, una con fertilizantes y la otra sin el químico, y compara las cosechas, así controla su experimento. Lamentablemente en economía la investigación o el dato de crecimiento de la economía, no puede ser controlado con experimentos, por eso es que se dice que el economista es un «técnico», para diferenciarlo del hombre de ciencia.

Para demostrar la validez de los números de laboratorio y para analizar las variables de la economía, el economista hace comparaciones y usa modelos simplificados de comportamiento, que reduce los problemas estudiados a sus partes básicas. Se debe suponer que se cumplió con lo elemental, que para conocer la consistencia de los números relativos al crecimiento de la economía en el 2005, fueron sometidos a diversas pruebas, y que los economistas del gobierno se dieron cuenta de que no la pasaron, lo que explica la campaña publicitaria fallida para convencer al público.

Veamos una de las pruebas. Si el dato de crecimiento de la economía no es coherente con el crecimiento de la base de los impuestos que cobra la DGII, y con el porcentaje que se evade, una de dos, es irreal el dato de crecimiento o la DGII es muy ineficiente en el cobro de los impuestos. Las instituciones más importantes del gobierno, el Banco Central y la DGII no pueden contradecirse, se supone que deben apoyarse mutuamente, lo que implica intercambio de datos. ¿Qué fue lo que anunció el gobierno? Que el PIB a precio corriente en el 2005 por lo menos fue de $900,000.000 mil millones de pesos, de lo cual el 16.5 por ciento lo representó el valor agregado del sector comunicaciones, el monto de $148,500.00 millones de pesos. Para acomodar las cosas, los economistas del gobierno interpretan que el crecimiento del valor agregado del sector lo representan «los nuevos modelos de teléfonos que los hacen cada vez más versátiles y atractivos para los usuarios (una cita que se repite en todos los informes económicos, y como ejemplo, véase el de enero-diciembre 2004, página 7). Un absurdo para no decir otra cosa.

Pero si lo aceptamos y decimos que por cada peso de venta las empresas aportaron un 60% de valor agregado, oó dicho de otra manera, que de cada peso de venta, sesenta centavos fue por concepto de sueldos y salarios pagados, beneficios de las empresas e intereses sobre préstamos y otros factores, las ventas totales fueron de RD$248,000,000 mil millones de pesos, por lo que las compañías debieron retener del usuario y pagar a la DGII, sólo por el ITBIS, la suma de RD$40,000,000 mil millones de pesos en el 2005. Pero resulta que las compañías no pagaron más de RD$3,000,000 mil millones de pesos, de modo que al gobierno se le presenta un dilema feo. Una de dos, las compañías se burlaron del fisco y dejaron de pagar RD$37,000,000 mil millones de pesos, o las cifras del PIB del sector comunicaciones son incorrectas. Un dilema que se complica si se tiene en cuenta que el valor agregado del sector es inferior al 60%.

Con el dato de crecimiento del sector comercio existe otra fuerte inconsistencia. Analicemos el ITBIS interno total. En el 2004 fue de RD$18,668 millones de pesos, un aumento de 52% con relación al 2003, que fue de RD$12,280 millones de pesos. Asuma, amigo lector, que en el 2005 el crecimiento se mantuvo, porque la DGII fue eficiente en su cobro, como efectivamente lo fue, y que cobró RD$28,000 millones de pesos. Como la cifra incluye los RD$3,000 millones de las compañías de comunicaciones, hay que descontarlos para no caer en doble contabilización, entonces quedamos en que el sector comercio, y por ITIBS interno, pagó RD$25,000 millones de pesos en el 2005. La pregunta es, ¿cuánto debió cobrar la DGII, según el cálculo del valor agregado de las autoridades monetarias? Veamos.

El valor agregado del sector comercio es de RD$100,800 millones de pesos, el 11.2% del PIB. Si asumimos que del valor de las ventas el 15% correspondió al valor agregado, es decir, al pago de sueldos, salarios, beneficios e intereses y otros factores, el valor de las ventas del sector comercio en el 2005 fue de RD$672,000 millones de pesos. El ITBIS interno que debió cobrar la DGII sería de RD$54,000 millones de pesos. Pero recuerde amigo lector que dije más arriba, y en el mejor de los casos, que en el 2005 cobro RD$25,000 millones de pesos. En el comercio, el gobierno también tiene otro dilema de frente, tiene que decidir entre marcharle a los comerciantes de todo el país, acusándolos de cobrar al público y no entregarlo a la DGII, la suma de RD$29,000 millones de pesos por ITBIS interno, o el dato de crecimiento del sector comercio de las autoridades monetarias está sobre-estimado. Es importante consignar que para llegar a los RD$54,000 millones de pesos que dicen las autoridades monetarias que debió cobrar la DGII, consideré que el 50% de los productos vendidos por el sector comercio estuvo exento, una irrealidad. Si con relación a los productos excluídos y el porcentaje de valor agregado fuera más realista, sería peor la inconsistencia del dato de crecimiento del sector comercio según las autoridades monetarias.

Sin caer en contradicción, el gobierno no puede al mismo tiempo alabar la labor de cobro de la DGII y mantener que la economía creció 9.6%. Debería hacerse una auto-crítica con relación a lo último, pero sería mucho pedir a un gobierno que no admite nunca sus errores, por más obvios que sean, como por ejemplo, el haber dicho que aumentó el ingreso per cápita de los dominicanos expresado en dólares. Se sabe que se abultó al tomar como referencia un tipo de cambio sobrevaluado, el que en promedio prevaleció en el año, y no el de equilibrio de la economía, que es el correcto, porque los precios los comerciantes los mantuvieron basados en una tasa de cambio de cuarenta y dos pesos por un dólar. Nunca bajaron con la tasa de cambio.

Según la metodología con base al 1992, ¿por dónde andaría el crecimiento del 2005? El dato de las compañías de comunicaciones, relativo al valor agregado, refiere un crecimiento de apenas un 5% en el 2005, y lo que plantean los comerciantes encuestados en todo el país es que sus ventas no crecieron comparadas con el 2004. El ajuste sería de 6.3 puntos porcentuales, es decir, 4.3 puntos porcentuales del sector comunicaciones y por lo menos dos puntos porcentuales del sector comercio. Después de esos ajustes, el crecimiento de la economía en el 2005 bajaría de golpe a 3.3%. Si seguimos con el ajuste, e incluímos al turismo, porque los hoteleros también se quejan, hablan de que en el mejor de los casos el sector creció 2 ó 3 por ciento, el crecimiento de la economía para el 2005 estaría cercano al 2.5%. Una enorme diferencia con relación al 9.6% que anunció el gobierno.

Imagínese, amigo lector, que ese crecimiento se siga ajustando por el crecimiento de los sectores electricidad y construcción, que las autoridades monetarias alegan fue respectivamente de 4.6% y 10.1%, cuando todo el mundo sabe que el 2005 fue el año de apagones y de caída en las ventas de los ferreteros, hasta que en noviembre Diandino Peña comenzó su metro. Si se hicieran los ajustes adicionales, el crecimiento de la economía en el 2005 no pasaría del 1.5 por ciento, lo que equivale decir que la economía estuvo en recesión, precisamente lo que sintió el pueblo. Es necesario recordar que la nueva metodología, que fue el resultado de años de estudios y discusión con expertos contratados por el Banco Central y el FMI, se puso en vigencia en el 2004, después de haberse revisado las cuentas nacionales de los noventa, para que existiera compatibilidad. Hasta un seminario y un encuentro con la prensa hicieron las autoridades monetarias, pero en forma extraña y para sorpresa de los expertos del FMI en Washington, las actuales autoridades abandonaron el esfuerzo, para asumir nuevamente la metodología desfasada que tiene como base el 1970, y con la que el crecimiento da 9.6%.

Finalizo afirmando que no es verdad lo que se dice, tratando de justificar el cálculo irracional del crecimiento de 9.6%, de que la metodología que se usa es la que se usó en el pasado. Lo que es lo mismo es la base de 1970, pero las ponderaciones sectoriales son muy diferentes, y cuando con facilidad se cambia el peso relativo que tienen las actividades, el crecimiento de los sectores y de la economía puede diferir del cielo a la tierra. Entonces es incorrecto decir que la metodología es la misma, deja de serlo cuando se introducen cambios que pueden alterar el resultado, aunque la base sea la misma, pero también son diferentes las fuentes de datos. Debido a la facilidad para integrar a los cálculos cambios en metodología y en fuentes de datos, el resultado puede pasar de recesión a crecimiento. Como la obsolecencia de la metodología con base al 1970 la hace manipulable, el FMI y los economistas independientes claman por el uso de la nueva metodología, y que sea norma publicar en detalle el método que se usa para llegar al dato de crecimiento.

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