La isla del doctor Rosario.– Lo primero que debo decir, para poner las cosas en su justo lugar desde el principio, es que el “pleito” entre la Junta Central Electoral (JCE) y el Poder Ejecutivo solo existe en la mente del doctor Roberto Rosario, y por supuesto también en los periódicos que se han hecho eco de su desesperado intento por impedir que la Contraloría General de la República y la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas hagan su trabajo, y lo mismo puede decirse de la supuesta “campaña” montada desde el Palacio Nacional para demeritar el organismo. La desproporción conque el presidente de la JCE ha reaccionado a los requerimientos de esas instituciones, alegando que el Poder Ejecutivo quiere controlarlo o promoviendo por trasmano la idea de que constituyen una amenaza al proceso electoral del 2016, son el mas claro y contundente indicador de que las cosas no andan tan bien en esa institución ni se han manejado con la transparencia que se proclama a boca llena. ¿Qué es lo que el doctor Rosario no quiere que el país sepa? ¿Qué es lo que oculta detrás de todo este aspaviento casi ridículo? ¿Por qué se comporta como si la JCE fuera una isla de su propiedad en lugar de un organismo colegiado? Ni Rafael Germosén Andújar, Contralor General de la República, ni la Directora de la Oficina de Contrataciones Públicas, la doctora Yocasta Guzmán, tienen por qué dejarse intimidar por ese inaceptable chantaje, simplemente porque no es verdad que el sistema electoral dominicano, que ha dado sobradas muestras de madurez, credibilidad y confiabilidad, va a colapsar porque la JCE abra sus puertas al escrutinio de los organismos responsables de garantizar el buen uso de los fondos públicos.