La isla que se encoge

La isla que se encoge

El “calentamiento global” de que hablan los ecologistas es, ciertamente, muy importante; no lo es menos el “calentamiento político” internacional que va creciendo en Ucrania, Irak, Israel, Siria y otros muchos lugares. Las luchas por el dominio de la energía han causado guerras regionales; otras son producidas por el control de minerales escasos, por el comercio de bienes, por “desarreglos” monetarios. Es obvio que los conflictos militares entre grandes países, afectan enseguida a los pequeños. Del mismo modo, las crisis económicas de Europa o de los EUA, se reflejan inmediatamente en las islas del Caribe. Para capear esta clase de tormentas se necesitan los líderes.

Lideres políticos, en primer lugar; pero también líderes empresariales, sindicales, académicos, periodísticos, militares. Ninguna tormenta social puede afrontarse sin el concurso de líderes que orienten, persuadan, exijan, manden o impongan. Danilo, Leonel, Reinaldo, Hipólito, Miguel, Abinader, son los nombres entrecruzados del “crucigrama político” dominicano de la hora presente. Son pocos líderes; algunos de ellos en camino de formación o aprendizaje. Los problemas monetarios “están ahí”, en la Comunidad Económica Europea, en los Estados Unidos, Rusia, China; los problemas energéticos vendrán de Venezuela, de los países árabes. Hoy por hoy, los centros básicos de las relaciones exteriores de la RD son: EUA, Venezuela y Haití.

Este último país que menciono, es “el país vecino”. Desde 1804, fecha de su independencia, hasta acá, los haitianos han sufrido 200 años de desorden y violencia. Ha sido así bajo todos sus gobiernos, civiles y militares, locales o extranjeros. Los norteamericanos lograron introducir el béisbol en el Japón, pero no en Haití, donde gobernaron desde 1915 hasta 1934; tampoco los franceses han podido implantar allí “los buenos modales”. En Haití, lo único que funciona “comme il faut” parece ser una marca de cigarrillos.

La isla de Santo Domingo se ha “encogido” en posibilidades de crecimiento y bienestar. Podría crecer –aumentar en tamaño físico– si se explotaran sus recursos marítimos; si se afrontara con firmeza e inteligencia el problema de los inmigrantes indocumentados. Juan Bosch dijo un día que nuestro desarrollo se vería limitado por tener “Haití a nuestro lado”. Lo explicó a Gerard Pierre-Charles, líder haitiano de extrema izquierda. ¿Lo ven claramente nuestros líderes actuales?

 

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