La izquierda existe, no es falsa, es minoritaria y está aislada

La izquierda existe, no es falsa, es minoritaria y está aislada

Para mí la izquierda dominicana existe, ha existido, y lo que no sé es si existirá en el futuro porque, desgraciadamente, no controlo los futuribles. Coincido con los datos y argumentos esgrimidos para diagnosticar su fracaso histórico.

Lo que ocurre es que una izquierda es considerada falsa o verdadera si se parte de unos determinados parámetros. Para un anarquista cualquier relación con el poder es contaminante y los que lo hacen son una falsa izquierda. Para un trotskista lo será centrarse en aspectos nacionalistas que no impulsen la revolución permanente socialista a escala mundial.

Para los seguidores confesos o no del estalinismo, lo importante es mantener un poder socialista en un país, que sirva de bastión para impulsar la revolución  en otros países, pero toda lucha nacional debe subordinarse a los intereses de ese foco de la “dictadura del proletariado”.

Y como se comprobó dolorosamente en Europa en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el peor adversario puede ser otra izquierda existente, caso de la socialdemocracia, declarada por Stalin (después del pacto con Ribbentrop) los social traidores y el enemigo principal.

La izquierda debe admitir como un hecho fehaciente, que no hay una izquierda sino izquierdas, que nuestro campo es plural, variado, diverso, que somos muchas familias con padres y madres espirituales variopintos, pero todos con una meta común: construir un mundo mejor, más igualitario y  más libre.

La corriente política de izquierda -que existe  y no es falsa, sino minoritaria y aislada de las masas-, tiene que tomar conciencia  que su mayor error ha sido optar por un radicalismo que la lleva a aislarse en cenáculos puristas de iluminados sectarios

También otro gran error es tratar de superar ese esencialismo con una práctica del “entrismo” sin pies ni cabeza, que considera que cuando se participa en puestos gubernamentales con ello ya se está contribuyendo a mejorar la sociedad. Oportunismo vacuo cuando una vez alcanzado esos puestos no hacen nada que los distinga de los que tienen las llaves del poder.

Nunca he ocultado que para mí la lucha política de la izquierda debe ser promover la lucha democrática de clases. Combinar de manera inteligente la lucha por reformas graduales con la creación de organizaciones populares, sectoriales, de mujeres, de vecinos, de cooperativas de consumo y producción, de pequeños préstamos, etc.

Es participando en ellas que deben educarse políticamente y disciplinarse sus miembros, no sólo en teoría sino en la luchas cotidianas y en la gestión eficaz de sus organizaciones de todo tipo.

De allí surgirá el personal político capaz que sustituya a esta “clase política reinante”.

 La izquierda existe, con todas sus miserias y debilidades.

 La izquierda es verdadera, en tanto en cuanto reconoce que esta “república corrupta”, debe ser superada por otro tipo de sociedad basada en la dignidad del hombre y en la búsqueda del bien común o colectivo.

 La cuestión pendiente, es dar respuesta eficaz y en los hechos, a la pregunta: ¿Cómo hacerlo?

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