La JCE necesita una única voz

La JCE necesita una única voz

A la Junta Central Electoral (JCE) se le han complicado las cosas. Las elecciones de medio término del 2010 incluyen innovaciones que multiplican el trabajo que debe realizar ese organismo. Voto preferencial y elección de las autoridades de 229 distritos municipales están entre las innovaciones a que debe enfrentarse. Aún con su exitosa experiencia por todas las elecciones organizadas y dirigidas, la JCE está ante un reto que se debe, en gran medida, a nuestra forma inmediatista de legislar “a la carta”. En estas difíciles circunstancias está la JCE a poquito más de un año de la fecha de las elecciones congresionales y municipales.

El presidente de la Junta, doctor Julio César Castaños Guzmán, tiene sobradas razones para temer que el éxito de ese organismo resulte empañado por las dificultades que le han adicionado. El momento impone que en la JCE haya unidad de criterio para marchar sin distracciones y de manera exitosa hacia el objetivo del 16 de mayo del 2010. Es preciso eliminar un poco el parloteo disperso innecesario y que solo una voz -la del presidente- sea la que trascienda hacia el público. Las discrepancias, que las hay en todas partes, no deben constituirse en elemento de distracción en momentos de tanta delicadeza y que reclaman multiplicación del esfuerzo para alcanzar las metas institucionales. La JCE necesita una sola voz, una sola voluntad.

 

Corrupción y “cero tolerancia”

Desde varias tribunas se ha señalado a este país entre los más corruptos de la región. Internamente hay el criterio de que no se combate la corrupción o que se hace muy poco por combatirla. Funcionarios del Gobierno, como el director general de Aduanas, Miguel Cocco; el superintendente de Seguros, Euclides Gutiérrez Félix, y el senador por Peravia, Wilton Guerrero, tienen la convicción de que hay corrupción.

A pesar de todo eso,  en  Guatemala  el vicepresidente Rafael Alburquerque ha afirmado que el gobierno mantiene una posición de  “cero tolerancia” hacia la corrupción. Se trata de una afirmación que no se le había ocurrido ni siquiera a la  comisión de ética gubernamental. Ahora habrá que considerar que después de esta afirmación, alguien, o muchos quizás, deberían revisar su percepción acerca de una corrupción que suele ponerse más a la vista que la posición oficial de “cero tolerancia” de que ha hablado el vicepresidente.

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