La JM y el crédito, un toro y un torero en el mismo ruedo

La JM y el crédito, un toro y un torero en el mismo ruedo

Desde la publicación en 1974 de la obra del francés Alain Cotta, «La Inflación y el Crecimiento en Francia», la cual originó una controversia en torno a la relación entre inversión e inflación, el problema del instrumento de concreción de los procesos inflacionarios, el problema de la circulación monetaria, no ha dejado de ser materia de preocupación para los gobiernos de países donde imperan las economía abiertas.

Su autor concluyó, entre otras cosas, en que el alza de la tasa de inversión, como porciento del Producto Bruto Interno, junto al incremento en las inversiones son responsables la aceleración de los procesos inflacionarios en los países.

De hecho, los estudios de muchos economistas han establecido la prevalencia entre la tasa del ahorro privado y de las consecuentes disponibilidades en el sistema financiero para financiar a través del dinero corriente proyectos rentables y a las empresas.

Sin embargo, la historia del comportamiento cíclico en las economías de países capitalistas, lo mismo en fase de desarrollo como República Dominicana y en las naciones ricas, resaltan que la intervención de las instituciones gubernamentales reguladoras del crédito para sujetar aumentos en las tasas de interés pueden desatar tendencias especulativas que influyen decisivamente en un cambio inmediato de la estructura del endeudamiento.

Al extrapolar la situación actual al caso dominicano, para muchos economistas las recientes medidas de la Junta Monetaria del Banco Central destinadas a «secar» el sistema financiero apuntan a establecer mayores restricciones que al final originarían una reducción sensible del dinero circulante en la economía.

Para algunos, estas medidas fomentarían una eventual oleada especulativa entre poseedores de certificados bancarios que procuran trasladar altos beneficios de intereses devengados a sectores de alta especulación.

En los momentos en que se frena el dinero en circulación, una corriente subterránea de dineros destinados a lograr altas ganancias bien podrían invador áreas como las del mercado cambiario y de bienes raíces, aprovechando en este último caso las debilidades de propietarios comprometidos con el sistema bancario o aún disponibilidades del dinero informal disponible para financiamientos.

[b]¿QUÉ DETUVO ESTE VAGÓN?[/b]

Tanto la última disposición de la Junta Monetaria como las anteriores tenían el claro propósito de detener la circulación incontrolada del dinero que sobrevino tras la crisis bancaria, lo cual dislocó la economía nacional.

El economista Pavel Isa Contreras, del Centro de Investigaciones Económicas del Caribe (CIECA), a pesar de la transitoriedad, estas medidas que suelen tener un efecto relentizador en procura de disminuir la circulación de dinero, así como reducir el dinero en manos del público y por esa vía las posibilidades de continuar presionando la tasa de cambio, «el principal componente inflacionario en los costos de las empresas y en los proyectos públicos y privados».

El economista plantea que estas decisisones de orden monetario tienen las características propias de los acuerdos resultantes con el FMI, en que los países establecen compromisos en procura de mejorar su desempeño monetario de manera momentáneo para luego reimprimirle dinámica a la economía, una vez superado el ciclo crítico en que se haya situada la economía de un país.

A juicio del economista doctor Isa Contreras, en la mayoría de los casos en que sobrevienen crisis similares con gran impacto sobre los sectores productivos y con gran efecto negativo sobre las finanzas públicas, los gobiernos deben recurrir a apuntalar su sistema fiscal para atacar sus debilidades.

«Esto debe ocurrir señala el economista , independientemente de que mejoren los procesos en la supervisión bancaria, por donde originó el problema, de que cambie el enfoque sobre el tipo de inversión extranjera que se desea atraer para dinamizar el crecimiento del país e incluso de que se produzca algún alivio o mejoría sustancial en el sector externo».

[b]DESPUÉS DEL ÚLTIMO EMPEÑO[/b]

Amparados en sendas resoluciones emitidas por la Junta Monetaria el 3 de abril del pasado año 2003 (segunda Resolución) y de la Primera del 14 de Julio del 2003, el organismo dipuso esta semana el aumento en los pagos de los intereses a los adquirientes de certificados de inversión del Banco Central a niveles del 50% para depositantes con 30 días de plazo y de un 45% para depósitos de 60 días. El mondo mínimo acordado para acoger estos depósitos asciende a los RD$50 mil por certificado.

Esta última medida a todas luces busca asegurar el mantenimiento del Programa de Estabilización Monetria acordado entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual pasará revista a los niveles del circulante y a la situación de estabilidad macroeconómica tras la firma del convenio financiero.

Debido a la alta concentración del circulante en manos del público y al contínuo aumento de la masa monetaria, conjuntamente con el crecimiento del déficit cuasifiscal que arrastra la institución monetaria tras el estallido de la crisis que inició con la caída de Baninter y otras dos instituciones financieras privadas, el problema se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza.

Consecuente con este déficit y la hemorragia del circulante, no cesaron de incrementarse los precios inflacionarios de los bienes y servicios, no deja de moverse con presiones la tasa de cambio del dólar en el mercado, dando como resultado una fuga de capitales que según la estima el presidente de la Cámara Americana de Comercio gestó una fuga de capitales ascendente a los US$2,400 millones en el pasado año 2003.

Al mes de mayo del año pasado las autoridades acogieron algunas resoluciones que tenían el doble propósito de atacar el problema, pero la tan alta emisión monetaria, así como el empeño del gobierno en honrar a todos los depositantes dejó a la institución monetaria en una frágil y menguante posición financiera. «Haremos lo necesario para mantener esa tasa a ese nivel», sostuvo el gobernador Lois Malkún cuando ésta alcanzaba el RD$27 por uno.

Tras varios esfuerzos para recoger en un primer intento un total de RD$5 mil millones de pesos y luego RD$14 mil millones, y tras observar que dichas medidas no lograban los efectos monetarios y cambiarios deseados, las autoridades optaron por otras medidas emergentes como la imposición de un incremento al encaje legal de la banca y de un encaje marginal, lo cual tampoco logró parar tendencias alcistas en la tasa de cambio y en la inflación.

Ha sido esta la razón que ha conllevado a que el sector financiero enfoque estas recientes medidas coincidiendo en los efectos que tendrá sobre el sistema financiero dominicano.

Manuel Alejandro Grullón, presidente del Banco Popular Dominicano, estima que la medida encarecerá el dinero a los usuarios finales, en vista de que las tasas pasivas subirán provocando escasez en quienes lo demandan.

El licenciado Luis Molina Achécar, presidente del Banco BHD, recordó que este costo habrá de ser transferido a los clientes en forma directa, sobre todo a los corporativos, que no aguantan mayores transferencias de tasas adicionales porque ponen en riesgo sus negocios.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas