La juramentación del jefe del Gobierno español

La juramentación del jefe del Gobierno español

Luis Emilio Montalvo Arzeno

Me dio mucha pena y vergüenza ajena la juramentación del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez en ausencia de la Biblia y del crucifijo, que no solo simbolizan, si se pretende, asuntos religiosos, sino toda una herencia cultural de siglos en nuestra cultura occidental. Ya sabemos de lo extremistas que son los españoles por temperamento cuando confiesan su catolicismo o su actitud archiconservadora o su izquierdismo o comunismo trasnochado, ambas cosas notables en la Guerra apasionada civil española. En ese sentido comprendemos un poco a Sánchez para darle gusto a algunos españoles que gozaron en esa toma de posesión.
Fue un gesto de neutralidad y laicismo innecesario eliminar estos símbolos culturales en la toma de posesión. El haberlo hecho en la forma tradicional no implicaba un compromiso religioso de ninguna clase, y menos con la Iglesia católica. Que siga así el presidente Sánchez y deje que el Islam nos siga comiendo los caramelos en base a su convicción del Imperio Andaluz que ellos han sonado desde que lo perdieron.
Celebro las medidas de Australia que pusieron al Islam en su sitio y pusieron las reglas claras en una sociedad democrática para todo el que quiera establecerse en ese país. Lo mismo ha pasado con el Japón, que permite establecerse a todos los credos que sin abusos insolentes como los que pretende el Islam en Europa que se extiende disimuladamente en todo el continente y en 100 años tendremos una Europa islámica si sigue todo como va, y Occidente no reafirma su identidad judeo-cristiana que ha estimulado tanto progreso, ciencia y estímulo multicultural libre de prejuicios atávicos y religiosos. La inquisición fue superada pero en el Islam todavía persisten costumbres de hace 1,500 años de discriminación sexual, apedreamiento a la adúltera, etc, etc.
Una prueba de respeto y de democracia cultural y religiosa en Japón es el prestigio de la Universidad Católica de Sofía que dirigen los Jesuitas en Tokío, y que ha ganado un prestigio equivalente a la Universidad de Harvard sin hacer alardes de fanatismo religioso, que no sea su peso científico que ha ganado en ese país de cultura milenaria. Que se atreva una universidad que no sea Islámica abrir un centro de estudios superiores en Arabia Saudita o en Irán, países sumidos en el atraso cultural y sociológico a pesar de la riqueza que ostentan sus minorías de esa nobleza religiosa anacrónica en el mundo de hoy.

Publicaciones Relacionadas