Sin aspirar a que los procesos en tribunales guarden parecido al Coliseo romano que cedían a la concurrencia del redondel expresar o negar entusiasmos para la suerte final de vidas lanzadas a la fieras, lo cierto es que se requieren respuestas muy claras a las ansias por superar impunidades que la sociedad expresa, justo acicate legitimado por la procuradora Miriam Germán que exhibe un estricto apego a los procedimientos que le genera apoyo ciudadano. En ese mismo orden, las resoluciones del sistema judicial emitidas en diferentes fases deben ser convincentes en sus dispositivos más externos y visibles; que correspondan a los hechos que se imputan, lo que preocupantemente ha dejado de ocurrir más de una vez reciente en contradicción con lo instrumentado por representantes de la sociedad ante honorables magistrados. Siendo detalles razonables y de conocimiento público, no debería suceder que en su amplitud sectores de opinión callaran cualquier divergencia con dictámenes y sentencias.
La Justicia, que emite fallos tras audiencias orales, PÚBLICAS y contradictorias, está inevitablemente expuesta al escrutinio de la nación a que se debe, que exterioriza criterios por los medios disponibles a modo de alta corte del sentir nacional. El recurso de la comunicación social eficiente y apoyada en el poder de síntesis no debe ser extraño a la función judicial de la que se espera claridad y contundencia en sus deliberaciones y aceptación de pruebas. Ser irrefutable y parecerlo como la mujer aquella.
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