La justicia simulada

La justicia simulada

(En la segunda intervención en el Sermón de las 7 palabras de la Semana Santa, el sacerdote José Pastor Ramírez citó varios párrafos de mi artículo “La justicia simulada”, publicado en esta misma columna en el mes de septiembre del año 2017. Es mucho lo que agradezco su distinción, porque, además, comparto el contenido íntegro de su reflexión. Lo vuelvo a publicar para que se entienda que la idea de la justicia no puede seguir existiendo únicamente como un discurso de deseo.)
Hay que huir de la razón práctica de la justicia dominicana, no perderse en los simulacros de “realidad” con los cuales vivimos. Para Platón la justicia era una convención del alma y no de la virtud humana, y se materializaba fundándose en ese concepto de la armonía que tanto buscaron los griegos, y que el célebre pensador, maestro del estagirita Aristóteles, fundía en la sabiduría, el valor y la templanza. El mundo griego era un mundo de equilibrio, un balance inestable que se apoyaba en que cada quien realizara lo que le correspondía por naturaleza, y, según Platón, de ello brotaría lo justo, lo que debe ser. El observar a los ciudadanos como un enorme cuerpo, y las tres virtudes platónicas guindando en el desenvolvimiento de lo social, arrojó al pensador griego sobre uno de sus hallazgos fundamentales: “Vivir en la polis requiere de un ideal ético de la justicia”, y es por eso que, según Platón, “la peor injusticia es la justicia simulada”.
Y yo creo que ese acierto platónico es la esencia de la vida política de nuestros días. La justicia dominicana es una justicia simulada. Agobia ver cómo ése equilibrio que la justicia encarna en el gobierno de la polis, adopta la forma, en nuestro país, de una farsa grotesca que se adelanta mostrando la inoperancia del sistema. El hombre y la mujer que integran el sustrato vital de la interactuación social, existen formando parte de una estructura, dentro de la cual el componente de la justicia es el equivalente de el “ideal ético” del equilibrio griego. La vieja conciencia del dominicano cuando habla de la justicia lo hace pensando en otra cosa. La justicia es una aspiración, una herencia metafórica. La palabra justicia revela la ilusión de una solidaridad verdadera, y en cambio, quienes nos gobiernan lo que nos ofrecen es una justicia simulada. ¿No es justicia simulada el sometimiento de un puñado de exfuncionarios de diversos partidos por el caso ODEBRECHT? Ningún acto proveniente de la Procuraduría, hubiera llevado a instrumentar un expediente a políticos de tanta trascendencia. Fue el grito iracundo del pueblo (La plebe), el que en verdes marejadas obligó a configurarlo. Un expediente tejido exprofeso para que se caiga en el juicio de fondo. Todos en libertad, ni una brizna de esperanza de que la justicia verdadera actúe. Tan solo, Justicia simulada.
El soborno en el caso de los TUCANOS es otra prueba de justicia simulada. La presión internacional, y los gritos del pueblo (La plebe) contra la impunidad, obligaron a construir un expediente. Los verdaderos culpables están excluidos. La voluntad del Procurador y sus fines de manipulación política ocupan la verdad. Justicia simulada. La justicia es una ramera en este país, adquiriendo un poder que ahora es absoluto, porque puede mostrar los secretos resortes de las cosas y al mismo tiempo cómo manejarlos. ¿No fue eso lo que ocurrió con el caso de la OISOE? Los condenados no eran más que los operativos de la mafia que funcionaba en esa institución, y en el juicio citaron los nombres de los verdaderos dueños del negocio. ¿Qué pasó? El juicio fue una burla humillante al pueblo (La plebe), y al espíritu indignado que ha cabalgado las calles del país bramando contra la impunidad. Justicia simulada, la esencia de la vida política de nuestros días. Podría seguir citando casos recientes de justicia simulada, y como la peor injusticia-según Platón- es la justicia simulada quienes gobiernan éste país en cada acto de justicia simulada nos hacen creer que somos unos pobres diablos, unos pendejos; y que los poderosos no pueden ser juzgados, como se juzga al pueblo(La plebe). En última instancia, la esencia de la vida política dominicana es ésa: somos una polis en la cual la justicia es una justicia simulada. Y ésa es la razón práctica por la cual existe.

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