La labor de los manipuladores de opinión

La labor de los manipuladores de opinión

Los hábiles formadores de opinión condicionada, de que dispone el gobierno dominicano, deben sentirse muy orgullosos del éxito de sus funciones. Y esto por los resultados develados el pasado miércoles 11 en la edición de HOY con la publicación de los resultados de la encuesta Gallup en cuanto a cómo se percibe la corrupción administrativa.

Y es que para los entrevistados, la corrupción administrativa quedó relegada a un octavo lugar entre los problemas principales, y en un noveno lugar, de cómo los afecta, por debajo de otros problemas que se han ido consolidando en su magnitud, desplazando al de la corrupción, que para muchos, es el problema más grave que enfrenta el país.

Sin embargo, en los datos ofrecidos por la encuesta al día siguiente dan cuenta que la ciudadanía percibe, en más de un 63%, que existe corrupción en el gobierno, lo cual revela que si el problema no es serio para caer al nivel 8 del conjunto de los problemas nacionales, en la encuesta hay una firme convicción de que muchos de los funcionarios no son pulcros en el manejo de los recursos públicos.

Tanto Goebbels en la Alemania nazi y Dorín Cabrera en el gobierno del PRD, 1982 al 86, lucen como dos niños de teta frente a los manipuladores de opinión oficial, por la forma tan genial y hábil que ha empujado hacia abajo el tema de la corrupción para reemplazarlos por los otros encabezados por la violencia, los apagones, la inflación, la escasez de trabajo y otros.

En todos los tiempos, los políticos en el poder se rodean de hábiles manipuladores de opinión, y si no aparecen en el país lo importan de otros lugares, en donde han tenido éxito en campañas de ambientación del sentir popular, contribuyendo a olvidar las penurias más graves que padecen y hacen creer que todo es un lecho color de rosas.

Un ejemplo de esa habilidad, para ocultar los pecados oficiales, es de cómo el escándalo reciente de las informaciones de la escala de sueldos en una importante dependencia oficial no ha provocado serias reacciones de rechazo, ya que muchos quisieran disfrutar de canonjías tan fructíferas. Al igual ha ocurrido con el conocimiento de la auditoría que se hizo en la Liga Municipal Dominicana, que ningún tipo de escarceo o de vergüenza produjo y todavía el protagonista aspira a la nominación presidencial de su partido.

Se confirma que el tema de la corrupción no atormenta al dominicano. Parecería que a casi todos les gustaría disfrutar de un sueldo, estilo superintendencia de bancos, o pertenecer a alguna nominilla para cada fin de mes recibir un cheque sin ni siquiera irlos a buscar a la dependencia oficial que lo emite.

Con los elevados índices de asaltos, robos, sicariatos, si fueran otros los tiempos ya hubiese ocurrido una cadena de destituciones de los jefes policiales y hasta militares. Ahora tales índices son beneficiosos, ya que oculta el otro problema que atormenta a los oficialistas, que es el elevado grado de corrupción.

Y esa corrupción la exhiben algunos de sus miembros más conspicuos, que ni se sonrojan para estrujar su opulencia en la cara de la ciudadanía, queda demostrada la habilidad de los manipuladores de imagen, que ya quisieran los mencionados en este artículo renovarse con las enseñanzas de los actuales que moldean la opinión pública.

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