Por Richard Lapper, en Nueva York, y Hal Weitzman, en Lima
Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, ha estado prometiendo construir un eje Bolivariano de gobiernos anti-norteamericanos que piensan igual. Pocos lo han tomado en serio, pero ya no. La nacionalización por parte de Bolivia de las segundas reservas de gas natural el lunes, ha demostrado que la estrategia radical del señor Chávez ha empezado a influir en los acontecimientos del curso político de América Latina.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha estado defendiendo durante largo tiempo el creciente control del Estado en el sector , la industria más valiosa de su país agobiado por la pobreza. Sin embargo, en las últimas semanas todos los indicios apuntaban a que el nuevo gobierno de izquierda de La Paz sería más cauteloso.
Bolivia ha estado cosechando los beneficios de un régimen de nuevos impuestos y derechos de explotación que se gravaron a los operadores el año pasado, según los cuales las compañías entregan más de 50% de sus ganancias al gobierno.
Sin embargo, el señor Morales ha estado bajo tremendas presiones para que nacionalice el sector del gas natural, una de sus principales promesas de campaña y una medida respaldada por la vasta mayoría de los ciudadanos del país: 95% de los bolivianos votaron a favor de la nacionalización en un referéndum realizado en 2004.
Con la nacionalización, el líder boliviano parece estar dispuesto a defender la popularidad de su gobierno para las elecciones de julio para una asamblea que deberá re-escribir la Constitución. También ha habido murmullos crecientes sobre su estilo autoritario.
Políticamente, es una jugada muy astuta, dijo José Minterbaum, de la Universidad Gabriel René Moreno, en Santa Cruz. Evo está tratando de corregir algunos de sus fracasos en otras áreas políticas, como la coca, la educación y la salud.
En el marco internacional, la nacionalización también acerca al señor Morales a los señores Chávez y Fidel Castro, el presidente cubano. No es coincidencia que el anuncio de la nacionalización se produjera después de un fin de semana en el cual se encontraron los tres líderes en La Habana, firmaran el acuerdo de comercio de los pueblos y atacaran los amigos regionales de Washington, como Colombia y Perú.
El señor Morales, quien públicamente había pospuesto un decreto sobre la nacionalización, pareció haber tomado la decisión de emitir el decreto colectivamente con los presidentes de Venezuela y Cuba.
Las relaciones económicas entre La Habana y Caracas, que se mueven con el intercambio de petróleo venezolano por los servicios de médicos y dentistas cubanos han resultado cada vez más importante para ambos países. Bolivia, que ya hospeda unos cuantos centenares de médicos cubanos forma parte ahora de la misma área de comercio de los pueblos
Para la región, la decisión del señor Morales tiene dos amplias consecuencias. Primero, es una bofetada a Brasil. Petrobras, la compañía estatal brasileña, es el mayor operador en Bolivia y ha cedido para desarrollar buenas relaciones con el gobierno.
Sin embargo, la decisión de nacionalizar, acompañada del despacho de tropas a los campos donde se abastece el mayor mercado de Brasil no solo significa un dolor de cabeza para la mayor economía de la región. Indica también una derrota de los diplomáticos del país y sus bien conocidas ambiciones de liderazgo regional.
Los críticos no han perdido tiempo en atacar a los diplomáticos presidente Luis Ignacio Lula da Silva, señalando que el fracaso en influir en el gobierno de Bolivia sigue a la falta de éxito en elevar la imagen de Brasil en el escenario mundial, como la costosa pero fracasada campaña de lograr un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU:
Segundo, la decisión del señor Morales hará más polarizada la política regional en general. El señor Chávez y la atracción de su populismo basado en recursos parece estar extendiendo una sombra cada vez más larga sobre la cadena de elecciones que tendrán lugar en la región durante los próximos meses.
En Perú, el señor Chávez está respaldando a un nacionalista radical -Ollanta Humala- en un segunda ronda que tendrá lugar este mes. La semana pasada, incluso amenazó con romper las relaciones diplomáticas con Lima si triunfa Alan García, el más moderado de los dos izquierdistas.
En México, que realizará elecciones presidenciales en julio, la influencia del señor Chávez es muy limitada. Aún así, Felipe Calderón, el candidato de centro-derecha ha subido en las encuestas después de las acusaciones de que el puntero izquierdista, Manuel López obrador, está cerca de Chávez.
VERSION IVAN PEREZ CARRION