Desde hace muchos años, se ha implementado en la mayoría de los países, a nivel mundial, los programas de alimentación escolar, los cuales han demostrado ser medios eficaces para contribuir a una mejor nutrición de los niños, y la leche se ha convertido en el alimento más importante dentro de estos programas.
El aporte nutritivo de la leche hace que este sea el alimento esencial en los planes de alimentación escolar, ya que la disponibilidad de los nutrientes en la leche y su fácil asimilación por el organismo humano lo ponen en la cima de estos programas. A modo de ejemplo se puede citar la excelente calidad de sus proteínas y el alto valor biológico de estas, la disposición del calcio, el aporte de Vitaminas A, D, E, K presentes en la grasa láctea y que juegan un papel preponderante en el fortalecimiento de huesos y dientes, además de las Vitaminas del grupo B que están ligadas al crecimiento y la fijación de minerales. Este extraordinario valor nutricional la convierte en un alimento único.
La fortificación o adición de minerales y micronutrientes diferentes o iguales a los que tiene la leche, la convierte en un vehículo muy apropiado para llevar a cabo programas de erradicación de la desnutrición, como ocurre en muchos programas que se han puesto en marcha en América Latina y en el mundo. La leche es un alimento fundamental en el combate de la obesidad infantil, patología que al igual que la desnutrición, afecta a millones de niños del continente y del mundo.
La leche mejora la salud de los estudiantes, promueve la asistencia a la escuela y ayuda a mejorar los resultados académicos con buena nutrición. Adicionalmente a esto, los programas de alimentación escolar que incluyen leche fomentan el hábito de su consumo a largo plazo, lo que beneficia a los individuos y a la sociedad en general.
Estos beneficios, convierten a la leche en un aliado importante para la familia, la salud, la nutrición y la educación. La promoción del consumo de la leche en la niñez debe ser un compromiso de padres, docentes, productores y comercializadores de leche, la sociedad civil y el gobierno. Es por lo tanto una tarea de todos, en beneficio de la salud de nuestros niños.
En América Latina existen diversos ejemplos del impacto positivo que ha tenido la implementación de un programa de vaso de leche escolar, por ejemplo; México, República Dominicana, Honduras, Panamá, El Salvador, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil y Chile, son países donde gracias a la implementación de estos programas, se ha logrado disminuir la deserción escolar, mejorar el rendimiento académico y favorecer al crecimiento y desarrollo de los niños beneficiados.
Los niños y adolescentes en edad escolar deben tener una alimentación saludable y variada, donde se debe incluir la totalidad de los alimentos que recomiendan las diversas guías nutricionales a lo largo del continente, por lo que es importante considerar las porciones recomendadas de consumo diario de cada tipo de alimento.
Para el caso de los lácteos, en el caso de los niños, siempre nos referimos a los mayores de 1 año, o sea, luego de la edad de lactante (primer año de vida), donde la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los 6 meses de vida y continuar hasta los 2 años (complementada por otros alimentos) según las especificaciones de la Organización Mundial de la Salud OMS.
Recomendaciones de consumo de lácteos diaria
· Niños y niñas:
o 1-3 años: 2 porciones.
o 4-8 años: 3 porciones.
· Pre–adolescentes y adolescentes:
o 9 -18 años: 3 a 4 porciones (3 como mínimo, lo ideal 4).
UNA PORCIÓN DE LÁCTEOS EQUIVALE A: | |
• 1 taza o vaso de leche (200 ml) | • Queso ricota (3 cucharadas: 40g) |
• 1 taza o vaso de yogurt (200 ml) | • Queso de untar (1 cucharada: 30g) |
• 1 trozo pequeño de queso (30g) | • 1 yogurt bebible pequeño (1 botellita) |
• 1 postre lácteo (No recomendamos que se cubran las 3 porciones diarias solamente con postres, se debe alternar con otros lácteos). |